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Según razona Chris Anderson en su libro 'Gratis', parece que, de alguna manera, ésta podía ser hasta la forma más natural de economía en los tiempos remotos. Fue hacia el siglo XVII cuando se establecieron definitivamente el mercado y el dinero y una economía más cercana a la actual en que el dinero juega un papel esencial. Las teorías de Adam Smith y el triunfo del capitalismo, apuntalaron aún más esa situación.
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Sin restarle importancia a la visión histórica que, evidentemente la tiene, lo que más me interesa señalar viene a continuación.
Opina Anderson que si estos intentos utópicos fallaron fué, fundamentalmente, 'por culpa' del número de Dunbar. Como ya mencionamos en alguna otra ocasión, este número indica el tamaño de los grupos sociales humanos y su valor es de 150. Por grupo se entiende el conjunto máximo de humanos en que todos y cada uno de sus miembros se conocen entre sí y saben sus relaciones entre ellos y si son amistosos u hostiles. Este número parece guardar relación con el tamaño del neocórtex cerebral y, por tanto, es de alguna manera, una característica humana.
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A partir de aquí se abren interrogantes y posibilidades. Opina Anderson que el mundo virtual (supongo que, sobre todo, las redes sociales virtuales) podrían permitir romper esa limitación impuesta por el número de Dunbar.
Hay factores a favor de opinar así. Quizá, la existencia de la Wikipedia pueda ser la mejor prueba. Sin embargo, si el número de Dunbar está ligado a nuestro tamaño y estructura cerebrales, no queda claro (tampoco aseguro lo contrario) que el apoyo de los medios virtuales nos vaya a permitir salvar la limitación que este número pueda suponer.
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Todavía estamos empezando a entender lo que esta revolución 2.0 y toda la nueva economía y cultura asociada están suponiendo realmente. Ahora mismo parece que los medios 2.0 están favoreciendo la emergencia de economías del regalo pero, en cierto sentido, sólo para nichos, especialmente ligados a la creación de carácter intelectual, a esa 'economía de los bits' que nos dice Anderson donde, por ser el coste marginal de producción y distribución cercano a cero, parece viable la gratuidad, el regalo y todo lo que éste lleva consigo.
Tema interesante donde los haya y sobre el que no sabemos muy bien qué nos puede deparar el futuro.
Solo un detalle: Compartir no es regalar, es añadir... sumar ;-)
ResponderEliminarMuy interesante. Saludos, Jaume.
http://twitter.com/besmarthinkfree
Gracias por el comentario, Jaume, y por pasarte por este blog.
ResponderEliminarA lo mejor habría que definir bien lo que se entiende por regalo pero, de alguna forma, ese añadir, ese sumar que mencionas, si se hace sin contrapartida no deja de ser una forma de regalo...aunque, en próximos artículos en este blog se ve que puede existir una contrapartida, económica o no, a ese presunto 'regalo'.