En general, en la literatura y en los cursos de formación sobre liderazgo, nos suelen hablar de grandes líderes y directivos; nos suelen situar, inconscientemente o no, en el terreno del director general, del presidente ejecutivo, del consejero delegado, de directivos, en definitiva, de alto nivel. Y estos directivos, aunque sometidos al control del consejo de administración, a la dictadura de los resultados y, en ocasiones, a equilibrios políticos, tienen, a pesar de ello, las manos bastante libres para adoptar las estrategias o tomar las decisiones que consideren más oportunas. Tienen alto riesgo, es cierto, pero son relativamente libres.
Sin embargo, especialmente en grandes empresas, existen otra multitud de pequeños líderes: mandos intermedios, pre-directivos o directivos de 'bajo nivel' que también ejercen funciones de liderazgo, que también tienen que tomar decisiones importantes...pero que son mucho menos libres y que pueden vivir su liderazgo como una especie de difícil equilibrio, un puzzle a resolver.
El mando intermedio se sitúa entre la alta dirección y los trabajadores y profesionales de a pie. Reciben instrucciones y directrices, pero también deben adoptar sus decisiones. Son presionados desde arriba, desde la alta dirección...y son tambien interpelados, cuestionados o desafiados desde abajo. Se encuentran como el queso del sandwich, en medio de dos intereses, dos formas de ver la empresa, dos panes.
En próximos artículos, reflexionaré sobre algunas perspectivas de este fenómeno sandwich. De momento, nos quedamos preguntándonos, no quién se ha llevado nuestro queso, como rezaba el título del best-seller de Spencer Johnson sino, más bién, cómo nos hemos convertido en queso y, sobre todo, cómo digerimos ese queso.
sábado, 3 de octubre de 2009
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