Si pensábamos que la economía de la atención era un tanto intangible, algo inasible y poco sólido, ¿qué podemos decir cuando descubrimos el jugoso negocio de los activos virtuales?
Chris Anderson, ¿quién si no?, nos ofrece una sorprendente lista de ejemplos en su libro 'Gratis'.
Así, nos habla de la venta de "piedras transportadoras" o "ángeles de la guardia" para el juego Maple Story o el mercado de oro, más exactamente de WOW, la moneda de Wold of Warcraft, a razón de 20 WOWs por dólar americano.
¿Y qué decir del negocio de bienes raíces en Second Life, donde se gestionan alquileres, se compran islas, se revenden terrenos construidos y existe, incluso, un mercado secundario de este tipo de bienes? Y el precio es en dólares, dólares reales por activos virtuales.
Un último ejemplo, aunque el autor señala más: el uso de publicidad, nada más y nada menos que por parte de Barack Obama durante la campaña electoral que le elevó a presidente de los EEUU, en juegos como Burnout Paradise.
Negocios de activos virtuales con los que hay quien afirma que se ha hecho millonario.
Pero ¿es que nos hemos vuelto todos locos?
Esa puede ser, desde luego, la primera impresión... pero pensémoslo un poco más.
En lo relativo a la publicidad en videojuegos, lo cierto es que este tipo de programas compite de manera muy efectiva en la economía de la atención y atención es precisamente lo que busca la publicidad. La cosa tiene mucho sentido.
En cuanto al resto, ¿no es cierto que incluso en el mundo analógico, el que consideramos real, pagamos por intangibles como la diversión o el ocio? ¿Y qué son, en el fondo, la cultura y el arte más que intangibles?
Pagamos por aquello que nos satisface y parece claro que, a medida que ascendemos por la Pirámide de Maslow, a medida que aseguramos el sustento, la estabilidad y la seguridad, nuestras necesidades y deseos se vuelven más y más intangibles.
No parace tan raro, pues, que en una economía de abundancia, ganen terreno los intangibles y, entre ellos, los novedosos activos virtuales.
martes, 27 de julio de 2010
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