lunes, 1 de junio de 2015

El liderazgo en aprietos (XII) - El líder egoista

Retomo esta serie de artículos sobre dificultades y deformaciones del liderazgo  para describir dos nuevos tipos de líderes en aprietos.

En este artículo, me centraré en el líder egoísta.

El líder egoísta es un líder preocupado por su propia carrera profesional o por su imagen. Lo primero que mira es su interés: quedar bien delante de cualquier comité o superior, alcanzar los hitos que le han sido personalmente encomendados, conocer el más mínimo detalle de trabajo de su equipo que cree le puede ser útil, delegar las tareas que considera de escaso interés, lucirse personalmente en eventos y presentaciones, etc

Para conseguir ese lucimiento o el objetivo de sus intereses personales, no duda en utilizar el tiempo y esfuerzo de sus colaboradores aunque esto sea en detrimento del resultado global del equipo. Si necesita un informe, no dudará en pedirlo con urgencia aunque su equipo esté saturado o tenga necesidades más imperiosas. Si tiene que hacer una presentación en un comité o evento, robará a su equipo todo el tiempo que necesite para que la presentación quede perfecta...aunque, quizá, el resultado del equipo se resienta. En casos extremos, si el equipo fracasa no dudará en culpar a sus colaboradores, y si el equipo triunfa arrogarse en exclusiva (o con protagonismo especial) el éxito

En líder egoísta no es un buen líder...pero es un líder. En general, tenderá a hacer que su equipo se esfuerce y a exigir excelencia. En ese sentido, tiene a sacar rendimiento del equipo, lo cual es una característica positiva del liderazgo. En la medida que sus objetivos personales se encuentren bien alineados con los de la compañía y los del equipo en su conjunto,  sus 'egoísmos' serán tolerables y, en conjunto, podrá obtener razonables resultados.

El líder egoísta es un tipo de líder que, en general, será apreciado por sus superiores e incluso colaterales, pues ofrece una parcialmente falsa imagen de control y eficacia.

Sin embargo, el líder egoísta tiende a cansar y desmotivar a sus equipos y, además, tiende a degradar la eficiencia del mismo, no sólo como consecuencia de la desmotivación, que también, sino por el hecho de robarle tiempo innecesario para labores menores.

Si, además, se desalinea de los objetivos corporativos...entonces sí que puede conducir a su equipo y a si mismo, al desastre.

En el caso del líder egoísta, él mismo no suele estar en aprietos, pero sí su equipo e, inadvertidamente, su compañía... y el liderazgo en sí...

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