
Volví a pensar en los números mágicos que gobiernan las redes sociales y en hasta qué punto las redes sociales virtuales son un reflejo de esa realidad social del mundo analógico.

Lo austero de la comunicación en Twitter parece que no favorece las relaciones profundas y, si éstas se producen, será por mecanismos exteriores a Twitter (correo electrónico, foros, blogs, desvirtualización, etc). La experiencia personal confirma esa opinión: como caso general, las relaciones a través de Twitter son superficiales (lo que no quiere decir que no sean valiosas) y no implican el grado de conocimiento que cuenta en el número de Dunbar.
Más bien parece que la naturaleza de Twitter conduzca a vínculos débiles, agilizando enormemente, eso sí, el establecimiento de esos vínculos débiles. Y ya vimos hace tiempo, siguiendo las indicaciones de Mark Granovetter, la extraordinaria importancia de los vínculos débiles como un mecanismo de ampliar nuestras relaciones, la variedad y alcance de las mismas y para identificar oportunidades e ideas nuevas.

Según todo lo hablado mis conclusiones serían, por un lado, que los followers de Twitter no serían del tipo de relaciones que cuentan en el número de Dunbar. Y, por otro, que Twitter favorece las relaciones rápidas, los vínculos débiles. Para profundizar en una relación virtual normalmente, junto con Twitter, convivirán otros mecanismos. Sin embargo, esa superficialidad no es negativa sino todo lo contrario, porque debido a la fuerza de los vínculos débiles, se favorece la agilidad, la creatividad, la relación, la innovación.
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