Hace unos días pensaba en la situación actual de las redes sociales en Internet y en cuál podría ser su evolución probable... y la deseable. Encadené una serie de razonamientos que, al final, me llevaron a unas conclusiones un poco sorprendentes. Lo cierto es que ni esa visión final en la que acabé, ni siquiera algunos de los pasos intermedios, me acabaron de convencer ni como del todo probables ni como del todo deseables. Así que, al final, más que un razonamiento, y más que unas conclusiones, decidí considerarlo como una fantasía, como una fantasía social.
Eso sí, me apenaba no dejar reflejada en alguna parte esa cadena de pensamientos, esa fantasía. Así que he decidido convertirla en dos o tres artículos en este blog bajo el título común de "Una fantasía social" y este artículo constituye el primero de la serie.
Todo empezó pensando acerca de qué es lo que diferencia una red social de otra, por qué nos unimos a una red social y, sobre todo, por qué permanecemos y sómos miembros activos de una red social.
Y la respuesta era casi evidente. No me parece que importe excesivamente la funcionalidad de la red social. Pueden estar bien algunos 'adornos', puede estar bien que nos permitan hacer cosas que otras redes no, pueden ser interesantes los conceptos como las aplicaciones de Facebook pero, al final, lo que realmente importa son los contactos que establecemos y las conversaciones que mantenemos. Si podemos establecer contacto con las personas que nos interesan y mantener conversaciones gratificantes, ya sea desde un punto de vista intectual, profesional o lúdico, esa red será valiosa. Si no existen esos contactos y esas conversaciones, todo adorno, toda funcionalidad extra, será superflua.
Y dado que las conversaciones que se establezcan dependen ya de las personas con las que contactemos, me pareció que, en el fondo, lo verdaderamente relevante de una red social es que podamos establecer contactos para lo cual, la condición sine qua non es que las personas estén disponibles para contactar. Digámoslo más claro: lo importante es la base de usuarios de la red social.
Y aceptado eso, me dije que lo realmente util sería, no la existencia de múltiples redes sociales, sino la existencia de una única red social, una red social donde estuviesen presentes absolutamente todas las personas, donde pudiéramos contactar potencialmente con cualquier persona que pudiese ser de nuestro interés. Sería la red total, la Über-red.
De alguna forma, con su aplastante predominio, Facebook es la red que más se aproxima a esa idea. Sin embargo, es cierto que existen redes especializadas, de notable éxito, que parecen añadir valor precisamente por su especialización, por ofrecer un público, por decirlo de alguna manera, de nicho.
¿Cómo se compadece la über-red con ese valor de las redes de nicho?
Pues pensé que, en realidad, esos nichos podrían ser subconjuntos dentro de la propia über-red. Lo importante de la über-red es que estén presentes todas las personas, que se pueda contactar con cualquiera, pero eso no impediría formar algo así como grupos o clubes especializados en aspectos profesionales, o en literatura, o en simple afinidad personal o en lo que fuera que los usuarios decidieran montar. Un mismo usuario podría pertenecer a diferentes clubes, donde compartiría experiencias de diferente tipo y con diferentes personas, sin dejar de estar en la misma red. Al fin y al cabo, así actuamos en el mundo analógico: tenemos nuestro círculo profesional, nuestro círculo de amigos cercanos y quizá, nuestro círculo de amigos para jugar el partido del domingo o para debatir sobre literatura o filosofía.
Sin embargo, al pensar en esta über-red, que me parecía lógica y útil, avistaba peligros. Uno es de tipo fundamentalmente económico: si existe una única red se elimina la competencia, y si se elimina la competencia se eliminan los incentivos para ofrecer precios baratos o nulos, y para la mejora funcional y tecnológica de la red. Por otra parte, el poder que tendría esa red social sería enorme y potencialmente peligroso si no fuese manejado con una criterios éticos y de servicio.
Es para intentar salvar estos peligros, para lo que hice una nueva pirueta mental y llegué al siguiente nivel de la fantasía. Un siguiente nivel más audaz, tal vez menos creíble, aunque quizá algo más original.
Pero ese nuevo nivel, será objeto ya de otro artículo...
domingo, 15 de agosto de 2010
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