Hace más o menos un año ya mencionábamos la importancia de la narrativa en el entorno empresarial.
Nos referíamos, como es lógico, no a la narrativa como género literario sino al uso de historias como medio para transmitir una idea, una marca, una visión.
La narrativa, que nos pone en relación con nuestro lado más humano, parece que también tiene por ello ventajas como técnica de comunicación. Cuando el objeto de la comunicación es, además, una visión, la narratividad puede actuar en cierto sentido como catalizador y motor del cambio, como medio para orientar a los empleados y a las organizaciones hacia esa visión.
Y esto aplica también al campo del BPI, la mejora de procesos de negocio.
O eso se desprende, al menos, de un apunte que se hace en el pequeño libro 'Improving Business Processes' editado por Harvard Busines School Press.
En efecto, en el capítulo que dedica al rediseño propiamente dicho de los procesos de negocio, la primera fase es 'visionar un proceso mejor' y uno de los pasos que propone en ese camino es, precisamente, escribir historias que describan el proceso ideal. Se trata de narrativas que deben mostrar cómo los nuevos procesos estarían libres de problemas y encantarían a los clientes, cómo serían más eficaces y eficientes.
No es una técnica muy formal...pero en apariencia funciona.
Así que es atractivo y fácil: lo primero para conseguir un proceso mejor es imaginarlo y lo segundo, contarlo...