Que nos encontramos inmersos en una crisis económica queda fuera de toda duda. Quizá puedan existir valoraciones diversas sobre la profundidad de esa crisis y, sobre todo, los efectos duraderos que pueda dejar tras de si cuando, por fin, sea superada.
Existe una corriente de opinión, creo que bastante generalizada, que afirma que ésta no es una crisis más, que no saldremos de ella igual que entramos, que estamos en medio de cambios profundos y permanentes.
Así, por ejemplo, afirma Javier Rovira en su 'Reset & Reload' que
No nos encontramos ante una época de cambios sino ante un cambio de época.
Esa sensación de cambio profundo, ese convencimiento de que el modelo productivo e industrial occidental que tanto progreso ha traído consigo y que nos ha permitido alcanzar, acompañado de políticas sociales, el denominado estado del bienestar, está caduco, que ya no resulta sostenible.
Sin embargo, no parece que los países emergentes, los China, India, Brasil, etc ofrezcan un modelo realmente diferente sino sólo el potencial de una población laboral enorme, que trabaja muchas horas con bajos costes... y este modelo, que puede conducir, está conduciendo de hecho, a esos países emergentes a épocas de crecimiento económico y gran pujanza, tampoco parece sostenible a largo plazo.
Es quizá por ello que se buscan nuevas propuestas, nuevos modelos industriales, nuevas transformaciones del tejido productivo, nuevas revoluciones industriales...
Ya hace unos meses comentábamos la propuesta de Jeremy Rifkin quien en su libro 'La tercera revolución industrial' busca ese nuevo modelo, un modelo de carácter eminentemente energético, asentándolo en cinco pilares:
- Energías renovables
- Transformación de edificios en microcentrales
- Despliegue de la tecnología del hidrógeno y otras tecnologías de almacenamiento energético
- Redes inteligentes de energía
- Despliegue de una flota de vehículos eléctricos
La última propuesta sobre modelos industriales que me encuentro, la realiza Chris Anderson quien, en su libro 'Makers' se atreve a afirmar, sin ambages, que el fenómeno maker, con su filosofía DIY (hazlo tú mismo) apoyada en la tecnología de diseño digital y nuevas técnicas de fabricación como la impresión 3D o el hardware libre, supone una tercera revolución industrial y, en ese sentido, afirma:.
the Third Industrial revolution is best seen as the combination of digital manufacturing and personal manufacturing: the industrialization of the Maker Movement.
¿Cuál será el alcance real de estas u otras propuestas de revolución industrial? Todas ellas ofrecen ideas atractivas y transformadoras pero es difícil predecir si realmente conducirán a cambios tan profundos y si serán suficientes para garantizar el estado del bienestar generalizado en todo el planeta, un planeta sometido a un enorme crecimiento poblacional y a mayores demandas por parte de sus habitantes.
Impresión 3D |
Alguna cosa queda clara, sin embargo. Es clara la necesidad de buscar nuevos modelos productivos mucho más eficientes y sostenibles. Está claro que, afortunadamente, existe sensibilidad sobre esta problemática y que existen ideas, algunas de ellas muy prometedoras.
No sé si las propuestas actuales son suficientes; no sé si se trata de una revolución industrial o simplemente de una evolución industrial. Sí sé que la necesidad existe... y que es imperativo encontrar la fórmula...
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