A veces, si no se reflexiona detenidamente, cuesta darse verdadera cuenta del impacto que las tecnologías han tenido en nuestras vidas y en la economía.
Internet nos ha puesto en contacto permanentemente a unos con otros, ha eliminado distancias y ha permitido el comercio electrónico. También Internet, acompañado de la tecnología digital, y últimamente tecnologías de fabricación como la impresión 3D, han permitido hacer saltar por los aires antiguas barreras.
A propósito de esto último, del impacto en el comercio y, sobre todo en la distribución, me ha parecido muy interesante, por lo compacta y acertada, la descripción de las tres barreras a la libre elección de productos por parte del consumidor que Internet y lo digital han derribado y que identifica Chris Anderson en su libro 'Makers'.
Estas barreras que dominaron los mercados del siglo XX y que todo producto debía superar para poder ser elegido por un cliente eran, según Anderson, tres. Para llegar a manos del cliente, un producto debía:
- Ser suficientemente popular como para ser fabricado
- Ser suficientemente popular como para ser tenido en cuenta por los distribuidores
- Ser suficientemente popular para poder encontrarlo en una tienda cercana
Internet, y el fenómeno 'Maker' rompen estas tres barreras y llevan los principios de la economía de la larga cola a economía de los átomos, de los bienes físicos, bienes que ahora podemos fabricar en casa intercambiando diseños digitales por Internet.
¿Qué más barreras estarán a punto de caer y que ni siquiera acertamos a imaginar?
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