miércoles, 11 de diciembre de 2019

Tres categorías para un índice de digitalización


Si vas a emprender una transformación digital, en realidad si vas a emprender cualquier transformación, parece razonable, como primer paso, evaluar dónde estás en el momento de iniciar o al menos definir esa transformación.

De cara, ahora si, a una transformación digital un concepto que aparece a veces, es el índice de digitalización, un indicador que mide, de alguna manera, tu madurez digital o tu grado de adopción de las tecnologías y maneras de lo digital.

Es cierto, al menos eso creo yo, que para plantear una transformación necesitas mucho más que un indicador, un mucho más que incluye información cualitativa y cuantitativa pero, en cualquier caso, ese índice puede arrojar alguna luz o al menos, caso de ser muy bajo, proporcionar impulso y sentido de urgencia.

En su libro 'La era de la humanidad', Marc Vidal nos habla algo de la forma en que lo plantea en sus consultorías de transformación digital. Bien es cierto que da poca información, como por otra parte puede ser lógico, pero al menos nos indica tres categorías de informaciones que recoge para elaborar ese índice de digitalización.

Se trata de estas tres categorías:

  • Activos digitales: es decir, hasta qué punto la compañía evaluada ha digitalizado ya sus activos más importantes: sistemas, datos, vehículos, etc

  • Uso digital: hasta qué punto las compañías se involucran digitalmente con clientes y proveedores.

  • Grado en que las herramientas digitales están en manos de las compañías: Dado que la evaluación se hace trabajando con directivos, esta categoría valora hasta qué punto la digitalización alcanza a toda o gran parte de la compañía o se queda en áreas específicas.

Nos quedamos con las ganas, eso sí, de conocer el detalle de datos o indicadores en cada categoría, el algoritmo para combinar los datos de partida y llegar a un índice y los valores en que habitualmente se mueve ese índice y qué nos dice en cada caso sobre cómo actuar.

No obstante, puede servir, al menos, de orientación e inspiración.

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