El conocimiento, al final, reside en las personas. Las ideas residen en las personas. Los contactos residen en las personas.
Es cierto que existe mucho, muchísima información y conocimiento en libros físicos y electrónicos, y, hoy en día, en Internet, en todo tipo de recursos desde la wikipedia a portales, blogs y un largo etcétera. Incluso los contactos entre personas residen hoy parcialmente en las redes sociales electrónicas como Facebook, LinkedIn o Twitter,
Pero de alguna forma, el conocimiento y los contactos en libros o en la red por sí mismos son inertes y se activan, se hacen útiles, cuando son absorbidos, usados y comunicados por personas.
Sobre todo cuando se está explorando, buscando sin unas fronteras claras, como ocurre, por ejemplo, en la innovación o el emprendimiento, las personas son probablemente el primer recurso para empezar.
Personalmente, y por motivos que no voy a desgranar aquí, en los últimos meses he acudido, precisamente con ese espíritu exploratorio, a personas, a muchas personas o, al menos, muchas más de a las que habitualmente recurría. Y la experiencia ha sido mucho más satisfactoria de lo que estaba en mis expectativas. No sólo los contactos han sido muy agradables e interesantes sino que, además, he descubierto mucho talento que desconocía y he recibido muchísimas informaciones o pistas enormemente útiles.
A lo mejor una experiencia parecida es la que anima a Luis Pérez-Breva en su libro 'Innovar. Un manifiesto de acción' cuando apuesta por contactar con otras personas para unirlas a los proyectos de innovación e, incluso, destaca la utilidad de lo que denomina los 'encuentros fortuitos', personas a las que se encuentra sin planificarlo, sino de forma casual.
De esos encuentros fortuitos, en concreto, nos dice:
Es el poder de los encuentros fortuitos. Resulta que las personas que se mueven en tus círculos trascienden las limitadas identidades que les atribuyes. Tienen más dimensiones y forman parte de otras muchas comunidades que puede que ni conozcas.
Su razonamiento, que tiende a concordar con mi experiencia, me recuerda también a lo que en la teoría de redes sociales se denomina los vínculos débiles y que nos permiten, como también indica Pérez-Breva, el saltar de tus círculos y comunidades a otros nuevos círculos y comunidades, aumentando así la posibilidad de acceso a otras personas, otros recursos y otros conocimientos.
O sea que, no sólo la experiencia lo aconseja, parece que también hay soporte teórico para ello.
Así que, para innovar, para descubrir nuevas tecnologías, nuevos productos, nuevos procesos, nuevos procesos, un buen paso puede ser descubrir también a las personas.
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