Ahora que la crisis aprieta, ahora que los mercados parecen hundirse, ahora que, además, sentimos que estamos asistiendo a unos cambios profundísimos del mundo en lo tecnológico, lo económico y lo social ¿Cómo pueden reaccionar las empresas? ¿Cómo pueden comportarse las organizaciones?
¿Deben, quizá, volver sus ojos hacia los costes y el orden, procedimentar y controlar la actuación, fomentar la eficiencia y la frugalidad? ¿Deben ser cautas en sus inversiones, austeras en sus apuestas, conservadoras en sus estrategias?
¿O deben, por el contrario, apostar por la innovación, reestructurar sus operaciones, explorar nuevos mercados, multiplicar sus apuestas y agudizar la creatividad?
¿Hasta qué punto pesa más la necesidad de adaptación al cambio o la prudencia y contención? ¿Qué riesgos son asumibles o quizá necesarios y cuáles son locuras o, incluso, irresponsabilidades?
No creo que la respuesta sea sencilla. una excesiva prudencia conduce al apagado de la organización, a su incapacidad de responder ante la crisis. Un exceso de alegría en la introducción de cambios puede ser, simplemente, suicida si no se miden las apuestas.
Encontrar el punto adecuado parece un arte, casi un buscar la cuadratura del círculo.
Quizá una pista, o una alegoría, o una inspiración, puede ser el concepto de la frontera del caos.
Lo encuentro en el libro que ya he mencionado varias veces últimamente: 'Redes complejas' de Ricard Solé. En el capítulo que dedica al estudio del cerebro humano, nos habla de la necesidad de equilibrio que este fundamental órgano mantiene, un equilibro entre el orden para mantener los recuerdos y realizar computaciones, y la flexibilidad que le permite adaptarse al mundo exterior y al cambio.
Y en esa línea cita los trabajos de Chris Lanton y nos dice
"Langton sugirió que los sistemas naturales podrían llevar a cabo sus funciones gracias a un balance entre orden y desorden. Su propuesta era que, para computar, la naturaleza elegiría lo que llamó 'la frontera del caos' un lugar bien definido que separaría el comportamiento ordenado y predecible que denominamos caos. El orden sería necesario para preservar la información y permitir almacenarla. Pero para poder cambiar y adaptarse al ambiente , es necesaria una plasticidad que requiere que el sistema posea cierto grado de inestabilidad interna."
Es mucho más fácil decir esto en un blog que concretarlo y llevarlo a la práctica pero, ¿no es esa frontera del caos el modelo adecuado para las empresas en tiempos de crisis? ¿No es el adecuado equilibro entre los procesos y las reglas por un lado para funcionar con eficacia, eficiencia y rigor,y la innovación, la creatividad y la flexibilidad por otro, como un modo de ser capaz de responder a los cambios del entorno, lo que deben buscar las empresas?
Sin duda vivimos en la frontera del caos. Cuidado con traspasar esa frontera.
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