Siempre me ha gustado enseñar, actuar como profesor o como guía de otros, pero hasta ahora había ejercido esa función sólo esporádicamente. Ahora que le dedico mucho más tiempo y energía, ahora que ya forma parte de mi actividad profesional, quiero explorar, con un ánimo curioso y casi científico, más cosas sobre la enseñanza y el aprendizaje. Quiero conocer mejor los mecanismos de aprendizaje para mejorar las técnicas y prácticas de la enseñanza.
Y con ese empeño he acometido la lectura de 'Training from the back of the room' de Sharon L. Bowman, un libro que propone técnicas de enseñanza sustentadas en estudios neurocientíficos del cerebro.
Y bastante al principio de esta obra me encuentro una afirmación rotunda y también motivadora y esperanzadora:
Regardless of a person's age, culture, race, or gender, the human brain loves to learn.
La autora, basándose en estudios científicos, afirma que a nuestro cerebro le encanta aprender. No sólo eso: es que no puede 'vivir sin aprender'. Está en aprendizaje continuo, lo programemos así o no.
Según eso, nuestro cerebro, y por tanto nosotros, hemos nacido para aprender. Hemos nacido, si, para adaptarnos al medio, pero también para enriquecernos y crecer como profesionales y como personas.
El aprendizaje es, pues, intrínsecamente humano, inevitable y valioso. Y esto es una llamada individual a cada uno de nosotros para aprovechar esa tendencia natural al aprendizaje, para alimentarla con experiencias, con práctica, con lectura, con estudio, con cursos, con formación de cualquier tipo.
Pero además, más allá del análisis de técnicas concretas, este nuestro natural impulso al aprendizaje, confiere sentido, y también dignidad, a la actividad docente.
Si hemos nacido para aprender, la enseñanza, es decir, una actividad orientada a promover y conseguir el aprendizaje, es un empeño natural, necesario y extraordinariamente valioso.
Y prepararse para ejercerlo de la forma más efectiva posible, la que más pueda ayudar a los estudiantes de cualquier tipo, es un ejercicio de responsabilidad, una muy agradable y estimulante responsabilidad.
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