Cada vez está más claro que la creatividad, y más aún la innovación, no son fruto de la inspiración cuasi-divina, ni del momento mágico o la idea feliz.
Cada vez está más claro que una innovación surge como culminación de un estado tecnológico y social que la favorecen, que casi, casi la anticipan.
Para favorecer la innovación parece pues que lo fundamental es crear los contextos adecuados para que surja. Más que intentar dirigirla, parece más fructífero crear el caldo de cultivo.
Un poco en esa idea, Francis Pisani en su libro 'Creadores de futuro' nos dice:
Las dinámicas de innovación siempre surgen dentro de marcos que les son propicios.
Y sí, hablando de lo que él denomina matrices (algo más allá de las 'incubadoras'), nos dice que él ha observado dos elementos fundamentales:
Por un lado, el que se trata de sitios abiertos, donde profesionales de ámbitos multidisciplinares pueden interactuar e intercambiar ideas.
Por otro lado, la existencia de eventos que, aunque de manera más fugaz, cumplen una misión parecida: el entrecruzamienbto de personas, ideas, iniciativas...
Seguro que hay muchos más elementos que forman los contextos de innovación, pero nos quedamos de momento con esos dos y, en general, con la necesidad de la apertura y la interacción.
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