El nuevo liderazgo, el liderazgo 2.0, el liderazgo abierto, implica una confianza en los colaboradores y en los colaterales, en las personas en definitiva, que probablemente va mucho más allá de la ya conocida, aunque seguramente no siempre bien implementada, delegación.
Un liderazgo de este estilo implica confianza no sólo en las capacidades y la voluntad de los colaboradores, factores éstos necesarios para la delegación, sino que va mucho más allá. El liderazgo abierto, las organizaciones abiertas, precisan dar un paso más. Precisan el compartir un sentido de misión y unos valores. Sólo compartiendo misión y valores, y dando por supuesto las capacidades, se puede depositar en los demás esa amplia confianza que precisa una organización abierta e innovadora.
Pero para que esta visión y valores sean un bien común, el líder debe realizar una labor de apostolado y pedagogía, debe invertir en propagar el concepto, en que los colaboradores lo hagan suyo.
Así lo recalca Charlene Li en su libro 'Open leadership':
If you do a good job of teaching your values and mission to the people at the bottom of your organization, then once you give them control, they will do the right things with it.
Es como decía el viejo proverbio: no se trata de entregar un pez, sino de enseñar a pescar.
Una pesca que, en este caso es una pesca en objetivos compartidos y valores, una pesca que es la clave de las organizaciones y el liderazgo abiertos.
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