Una de las armas estratégicas con que cuentan las empresas es la denominada integración vertical, una forma de enfocar la estrategia competitiva y el mercado en que la empresa desempeña un número creciente de funciones de la cadena de valor mediante crecimiento orgánico o, más frecuentemente, adquisición de empresas que trabajan en los eslabones de la cadena de valor que a la empresa original le faltan.
Cuando la integración vertical se produce hacia atrás, es que la empresa asume funciones en la dirección de sus proveedores y fuentes de recursos. Cuando se trata de una integración vertical hacia adelante, la emrpesa desarrolla o adquiere funciones que le acercan al cliente (funciones de integración, comercialización o distribución).
La integración vertical es una forma de competencia que quizá hoy día parece algo 'demodé'. Parece que hoy se tiende más a empresas desagregadas (hace un tiempo, veíamos este concepto en el caso de operadoras de telecomunicaciones) y a una cierta especialización, una mayor concentración en las competencias y capacidades esenciales.
Quizá en esa línea de desagregación (e indirectamente, colaboración), en el campo específico de la nueva innovación, la innovación abierta, surgen alternativas a la integración vertical.
¿Qué sentido tiene la integración vertical cuándo hablamos de innovación? Bien, como una innovación, para ser convenientemente explotada, precisa con frecuencia un nuevo modelo de negocio, eso puede implicar, por ejemplo, un nuevo canal de distribución o bien nuevos fabricantes o integradores que usen nuestra tecnología para construir productos y servicios alrededor de ella. En un esquema de innovación cerrada, eso podría suponer el intentar adquirir las competencias necesarias para esa distribución o para esa integración de tecnología. Y la adquisición de dichas competencias podría derivar en una integración vertical hacia adelante.
Sin embargo, en el mundo de la innovación abierta no se busca tanto el poseer todas las piezas como el colaborar de la forma más conveniente para sacarle rendimiento a la innovación.
En esa línea funciona el modelo de innovación abierta de Intel, tal y como lo describe Henry Chesbrough en su libro 'Open innovation'. Segun nos describe este autor, Intel desarrolla las competencias que necesita para llevar al mercado sus innovaciones en chips y microprocesadores, no realizando una integración vertical sino inviertiendo en compañías que realicen dichas funciones.
Así nos lo cuenta:
"Instead of forward integrating into the manufacture of computers, software and other products, Intel obtains leverage for its core products at much lower costs by investing in companies that make these other products. Intel's mode thus reaches far up and down the value chain and throughout the ecosystem, yet Intel's actual product offerings themselves remain highly focused on microprocessors and related semiconductor chips."
Si. Parece que, al menos en el caso de Intel, la era de la colaboración se extiende también al campo de la innovación y la estrategia competitiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario