Desde hace unos años se encuentra de moda utilizar ejemplos y metáforas deportivas como ilustración y enseñanza de habilidades y técnicas de management, liderazgo, motivación y trabajo en equipo. En especial, parece que el deporte es un campo excelente para estudiar y ejemplificar todo lo que tiene que ver con gestión de personas.
Probablemente haya algo de oportunismo y de moda en esa tendencia, pero también es cierto que el deporte, en especial el deporte en equipo, precisa y desarrolla muchas de las habilidades y capacidades de tipo social que encontramos presentes en el ámbito profesional, en empresas y organizaciones.
Aunque me interesan ambos campos, management y deporte, no suelo mezclarlos y creo que hasta ahora no lo había hecho en este blog...pero voy a hacer una excepción...o quién sabe si iniciar la exploración de un nuevo enfoque narrativo que pueda explotar en el futuro.
L.A. Lakers 2009 |
Para el que no se encuentre al tanto, intento resumir la situación. El 15 de Marzo se cerraba por esta temporada el mercado de fichajes de la NBA. Se trata de un mercado muy complejo porque, debido a caracerísticas específicas de la NBA como el tope salarial, este mercado no se limita a una mera compra-venta de jugadores como puede suceder, por ejemplo, en el fútbol europeo, sino a un intercambio, muy cercano a veces al trueque, de jugadores, opciones de draft, etc a veces a varias bandas e involucrando a varios equipos en operaciones múltiples. Las negociaciones son complejas y los resultados en ocasiones sorprendentes.
Desde el inicio de temporada dos nombre sonaban con especial fuerza como grandes operaciones de traspaso: Dwight Howard el poderoso pivot de Orlando Magic (que había expresado su deseo de abandonar la franquicia) y nuestro Pau Gasol quien, por el contrario, deseaba mantenerse en los Lakers...pero al cual, el dueño de estos, Jerry Buss y su General Manager, Mitch Kupchak, se morían por traspasar, liberando así una gran masa salarial y buscando a cambio alguna estrella más joven.
La historia ha sido muy dura para ambos. Para Howard porque, tras probablemente perder una gran parte del aprecio de sus fans de Orlando, al final ha tenido que permanecer en dicho equipo, y para Pau Gasol, quien finalmente tampoco ha abandonado los Lakers, pero que ha sufrido (y sufrido parece en este caso la palabra más adecuada) la presión y decepción de verse permanentemente en venta, permanentemente ofrecido durante meses a toda franquicia que pudiera estar interesada.
Odom vs. Gasol (Odom ya en Dallas) |
La NBA es una gran competición deportiva...pero también es claramente un negocio. Los equipos de la NBA se rigen tanto por criterios deportivos como empresariales. Y esto aplica a la gestión económica de los mismos y a la búsqueda implacable de sus objetivos, tratando en ocasiones como auténtica mercancia a sus mayores héroes...como sucede en algunos de los casos descritos.
Y todo esto que describo, más allá del interés deportivo, me sirve para justificar mi atención a un artículo publicado hace unos días en la edición digital de Marca y firmado por el periodista Eduardo Schell pero realizado en colaboración con Eugenio de Andrés, un profesional del ámbito de la gestión de personas, el desarrollo directivo y el liderazgo.
Derek Fisher |
Lo que ejemplifica el caso de los Lakers es una gestión implacable buscando unos objetivos deportivos y económicos quizá comprensibles, pero prescindiendo completamente de los sentimientos y motivaciones de las personas, de los jugadores, y del espíritu que pueda impregnar al equipo.Y eso puede afectar, finalmente al rendimiento deportivo e, indirectamente, por tanto, al propio negocio.
Mis conclusiones de todo esto coinciden aproximadamente con las de los autores del artículo de Marca y que resumen en el título de su artículo: "No hay que tener miedo a las decisiones difíciles pero la magia de los equipos se construye con las personas"
O, también, me quedo con una frase algo más compacta y que publiqué hace unos días en Twitter:
"quien dirige un equipo sin cabeza se estrellará y quien lo hace sin corazón se quedará solo"
Y estas conclusiones, que surgen en el ámbito deportivo, son trasladables también al ámbito de las empresas y nos enseñan la necesidad de equilibrar los objetivos económicos y comerciales con una adecuada gestión de las personas, de sus sentimientos y sus motivaciones, no sólo por el respeto que las personas se merecen, sino porque, incluso pensando únicamente en resultados, éstos pueden verse afectados por una inadecuada gestión de los sentimientos y motivaciones de las personas que integran los equipos.
Cuando hablamos de organizaciones, deportivas o de cualquier otro tipo, es preciso, pues, una gestión equilibrada y sensible, tanto financiera como humana. Es preciso poner en la balanza tanto los números y los resultados económicos, como las expectativas y motivaciones de las personas. Es preciso, en fin, dirigir a un tiempo con cabeza y corazón.
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