En el artículo anterior, hablábamos de la diferencia entre procesos de negocio y juegos, y de cómo, mientras los primeros ofrecían un camino determinista, los segundos eran un mecanismo de exploración, de búsqueda...
Y la razón del auge de los juegos es que cada vez más los objetivos no son concretos y, por tanto, los caminos no pueden estar preestablecidos.
Los juegos son grandes herramientas para alcanzar objetivos difusos, "fuzzy goals" como los denominan Dave Gray, Sunni Brown y James Macanufo en su libro 'Gamestorming'.
¿Qué nos dicen estos autores de los objetivos difusos?
En primer lugar:
A fuzzy goal is one that motivates the general direction of the work, without blinding the team to opportunities along the journey.
Quizá esa expresión 'dirección general' es lo que mejor los define. La libertad y creatividad con que el equipo debe afrontar este tipo de objetivos se remarca a continuación.
Fuzzy goals must give a team a sense of direction ad purpose while leaving team members free to follow their intuition.
Finalmente, y quizá lo que resulta más interesante, es comprender la naturaleza de esos objetivos difusos, esos objetivos generales pero que impulsan a la creatividad.
Según estos mismos autores, tres son las características que los definen:
- Emocionales: alineados con la pasión y energía de las personas.
- Sensoriales: debe ser posible tangibilizarlos de alguna manera, darles forma o visibilidad.
- Progresivos: es decir, dinámicos, cambiando en el tiempo. Llegar al objetivo es un proceso de movimiento en el curso del cual se produce el aprendizaje. Los objetivos se ajustan a medida que se produce ese aprendizaje.
Vistos así, estos objetivos difusos pueden asustar un poco por lo cambiante...pero ofrecen un enorme potencial de inspiración, energía y cambio...
Y ¿de eso se trata al fin y al cabo, no?
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