La Dirección de proyectos es una disciplina, en mi opinión, valiosísima. Interesante en su teoría y casi insustituible en su práctica. Pero no es, quizá, donde uno esperaría encontrar profundas reflexiones sobre la sociedad.
Otra disciplina, que percibo como una especie de hija adoptiva de la anterior, es el Business Analysis. En la teoría de esta disciplina, muy ligada a proyectos de mejora de procesos y, sobre todo, de desarrollo e implantación de sistemas de información, se recogen aspectos concretos heredados de la disciplina de la dirección de proyectos.
Bueno, el caso es que un aspecto concreto, de otros muchos que hay, en que he visto un casi total alineamiento entre ambos es cuando se trata de la resolución de conflictos y la decisión en grupos.
Muy en concreto, leyendo el libro 'CBAP/CCBA Exam Prep' de Barbara Carkenord, en el capítulo dedicado a elicitación y las técnicas aplicables, me encuentro los métodos de decisión en grupo.
Son estos:
- Consenso
- Compromiso
- Mayoría
- Unanimidad
- Decisión autocrática
Sólo por sus nombres es fácil reconocer de qué nos hablan. Y si nos olvidamos que partíamos de la dirección de proyectos o del Business Anlysis reconoceremos algunos de los métodos que se utilizan en muchos ámbitos sociales y, en concreto, en los mecanismos e instituciones propios de la democracia.
Sin embargo, hay algo que me ha llamado la atención, y que motiva este post.
Cuando la fuente citada valora los diferentes métodos para conseguir una decisión en grupo ¿cuál diría el lector que considera el más desaconsejable, el que conviene evitar si es posible?
Pues el tercero: la regla de la mayoría, que es algo tan simple como adoptar como decisión lo que diga la mayoría.
¿Observa el lector la paradoja?
La mayoría es el mecanismo nuclear de la democracia. Gobierna, salvo excepciones, el partido que ha obtenido la mayoría. Y las decisiones en Parlamentos, Ayuntamientos y demás instituciones democráticas se toman... por mayoría.
Pero la dirección de proyectos nos lo desaconseja.
¿Qué tiene de desaconsejable este método? Simplificando un tanto, la sensación de ganador-perdedor. Los pertenecientes a la mayoría se sienten satisfechos, los de la minoría frustrados. No hay enriquecimiento sino una suerte de lucha. No son buenos sentimientos, no para un grupo de trabajo, no para un equipo.
¿Sí para una nación? ¿Si para una sociedad?
Hay aspectos prácticos que pueden explicar el por qué del uso de la mayoría en las instituciones democráticas pero ¿no resultan reconocibles esos sentimientos de frustración y derrota en nuestra sociedad democrática? ¿No confirman esos sentimientos los consejos de la dirección de proyectos?
Paradójico... o quizá no tanto...
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