Uno de los miedos que atenazan a los más resistentes a los nuevos medios en Internet es el de la privacidad y la seguridad de la información.
Puede existir un cierto grado de exageración, inadaptación o incluso tecnofobia...pero a priori parecen unos temores legítimos.
A la hora de entender los niveles de información, o quizá mejor, de visibilidad que se manejan en Internet, Dolors Reig, en su libro 'Socionomía', acude a un pensamiento de Gabriel García Márquez según el cual todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta.
Hermosa forma de expresarlo...como no podía ser menos a tenor de la procedencia.
Con base en estos tres tipos de vida, podemos asumir que el comportamiento razonable en Internet, especialmente en medios sociales, podría ser:
- Vida pública: Se puede publicar casi con total apertura.
- Vida privada: debe ponerse un cierto cuidado, y aplicar criterios de restricción de ámbito, de permisos de lectura, de grupos, etc
- Vide secreta: no debe publicarse nada de ella bajo ningún concepto.
Razona sin embargo Dolors Reig que, aunque, en efecto, lo secreto no debe publicarse, la distinción entre lo público y lo privado es cada vez más borrosa, como también lo es entre lo privado y lo profesional.
Y esta cierta indistinción se produce en parte por las dificultades técnicas en lo relativo a seguridad y privacidad, pero también debido a un cambio cultural, a una tendencia a mostrarnos en público y en los ámbitos profesionales con una cara más humana, más espontánea y con unas posibles contraprestaciones emocionales a esa cierta pérdida de privacidad.
Vivimos en público
Debemos guardarnos bien lo secreto, si queremos que siga siendo tal y esto no es en realidad diferente del mundo analógico.
Pero lo diferencial, lo importante, es saber que quizá conviene irse a costumbrando a esa vida en público, a esa cierta mezcla de lo público y privado. Acostumbrarse, gestionarlo y centrarse en las ventajas de esta nueva situación.
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