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"Es la horrible verdad sobre el marketing: difunde mensajes para gente que no quiere escucharlos".
Cuánto hay de verdad en esta afirmación. Cuánto mensaje recibimos que no deseamos, que no nos importa o que, directamente, nos importuna. Los mensajes publicitarios nos asaltan en medios de comunicación, en nuestro camino al trabajo o a al hogar o, lo peor de todo, en nuestra intimidad mediante el odioso mecanismo del telemarketing y la televenta.
Los autores lo detallan un poco más:
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¿Cómo encaja esto con el hecho de que los mercados sean conversaciones? ¿Y con la demanda de honestidad en la comunicación de las corporaciones?
Simplemente, no encaja. Según los autores, corresponsables del Manifiesto cluetrain, este no es el marketing, ésta no es la publicidad, que los nuevos tiempos demandan.
Doc Searls y David Weinberger apuestan, como no podía ser de otra manera, por la conversación honesta y transparente, directa y personalizada, por una comunicación más humana, entre personas, las que componen los mercados y las que componen las empresas.
Retomar la conversación y abandonar la anticonversación.
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