En el marketing y diseño tradicionales un primer paso aparentemente razonable, antes de de lanzar un producto al mercado, antes incluso de dedicar muchos recursos dentro de una compañía al desarrollo de ese producto, es hacer un análisis previo de mercados.
Una herramienta también para intentar detectar las necesidades de los clientes son los llamados focus groups en que se reúne a un grupo reducido de expertos o personas relevantes de las que esperamos obtener,. mediante preguntas y un debate enfocado, información relevante acerca de la acogida para un producto o qué se espera de él.
Parece bastante sensato ¿no?
El planteamiento tiene aparente sentido pero se adapta mal a la realidad, y más a una realidad como la actual en que las tecnologías y los productos, la oferta y la demanda se modifican a velocidad de vértigo. Y se adapta mal a productos innovadores y tecnologías disruptivas puesto que incluso los propios clientes, o los expertos que de alguna forma les pretenden representar, pueden no saber realmente qué pedir, qué esperar o qué les puede interesar.
En ese sentido, y desde hace ya varios años, todos los métodos de emprendimiento, innovación y diseño tienen a prescindir de estudios previos y, en su lugar, usar observación directa de usuarios/clientes o experimentos con clientes reales para validar las hipótesis que acerca de ellos y su comportamiento podamos tener.
We're not big fans of focus groups. We don't much care for traditional market research either. We go to the source. Not the "experts" inside a company, but the actual people who use the product or something similar to what we're hoping to create.
Es decir, se busca la fuente, los mismos usuarios y, con frecuencia ni siquiera se les pregunta, sólo se les observa...
Se trata de ir a la fuente última, la más segura...
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