miércoles, 22 de marzo de 2017

¿Qué es eso de una Smart City?



Smart City es un concepto atractivo e incluso prometedor, pero probablemente algo difuso.

Las primeras veces que oí hablar de Smart Cities siempre era un concepto que aparecía muy ligado a Internet de las Cosas: los coches se comunicaban con puntos que les informaban sobre el estado del aparcamiento o del tráfico y tomaban decisiones inteligentes, o bien una serie de sensores informaban a una inteligencia central de las condiciones del suelo y el ambiente en parques y jardines permitiendo controlar de forma inteligente el riego. Una ciudad inteligente parecía ser aquello que utilizaba intensivamente este tipo de soluciones, ya de por sí muy heterógeneas, y que, preferiblemente, estaba dotada de una plataforma horizontal que hacía que todos estos servicios se interrelacionasen de forma natural.

Con el devenir del tiempo, no mucho tiempo todavía, el concepto de Smart City parece a un tiempo ampliarse y difuminarse y parecen tener cabida todo tipo de soluciones tecnológicas para la ciudad y ganar espacio todo lo que tiene que ver con el medio ambiente y la sostenibilidad.

No espero, realmente, que el concepto se convierta alguna vez en algo riguroso y generalmente aceptado, pero en busca de una posible definición que nos ayude a clarificar el alcance de la idea, me encuentro con la que al principio de su libro 'Smart Cities: Una visión para el ciudadano' propone Marieta del Rivero. Reza así:

Ciudad Inteligente (Smart City) es la visión holística de una ciudad que aplica las TIC para la mejora de la calidad de vida y la accesibilidad de sus habitantes y asegura un desarrollo sostenible.

Vemos que nos habla de TIC, es decir, la tecnología digital está presente, pero la autora no la circunscribe a Internet de las Cosas. El propio desarrollo del libro confirma esta idea: Marieta del Rivero incluye en el concepto de Smart City una visión muy amplia de soluciones técnicas. 

La palabra holística parece remitirnos a esa coordinación, quizá plataforma común, quizá sólo un plan director, que da coherencia al conjunto de soluciones verticales. 

La definición aporta además un fin, unos fines en realidad: la calidad de vida, la accesibilidad y la sostenibilidad. Objetivos todos ellos loables y reconocibles aunque, por ejemplo, se pudiera echar en falta la eficiencia, cuya omisión puede quizá deberse a que la eficiencia es un valor más asociado a la empresa privada que a la administración pública.

Aunque esta propuesta y su discusión no creo que agoten el tema, espero que sirvan al lector para orientarle acerca de lo que, aproximadamente, se entiende por una Smart City.

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