Motor de un Tesla Model S |
Aunque parezca mentira, nunca me lo había planteado hasta ahora.
Es evidente que los motores eléctricos se basan en unos principios físicos completamente distintos a los de combustión interna así que es de esperar diferencias en su comportamiento y prestaciones. Pero, más concretamente, adoptando una postura algo más externa, más de cliente o usuario de un automóvil, me pregunto en qué se diferencia un motor eléctrico de un motor de combustión interna. ¿Qué hace diferentes como consecuencia a los vehículos eléctricos frente a los de gasolina o diésel?
No estoy seguro de disponer de una respuesta absolutamente ordenada y sobre todo completa, pero mientras leía el libro 'Tesla Motors' de Charles Morris he ido subrayando las diferencias que salpicadas aquí y allá dentro del libro se apuntaban entre ambos tipos de motores y, como consecuencia, ambos tipos de automóviles. Al final he recogido siete de estas diferencias. Son estas:
- Los motores de combustión interna dan el par máximo y por tanto la máxima aceleración en un rango limitado de revoluciones por minuto (rpm). Los motores eléctricos, sin embargo, proporcionan el par máximo de forma casi continua en todo el rango de revoluciones y, además, obtienen el par máximo a bajas revoluciones. Por eso, un coche eléctrico no necesita cambios de marcha ni una transmisión multivelocidad.
- Como el motor eléctrico no necesita transmisión, puede ahorrar mucho espacio en el habitáculo respecto a lo que ocurre en vehículos con motor de combustión.
- El motor eléctrico es mucho más pequeño que uno de combustión interna y puede colocarse entre las ruedas a las que impulsa.
- El motor eléctrico necesita de un componente grande y pesado que no tiene uno de combustión: las baterías.
- El motor eléctrico tiene muchas menos partes móviles y eso redunda en menos requerimientos de mantenimiento.
- Los motores eléctricos son más silenciosos y más limpios.
- Los motores eléctricos tienen menos autonomía.
Motor de combustión interna |
Es posible que el argumentario esté algo sesgado (aunque yo no lo detecte especialmente) puesto que de los siete puntos, cinco parecen ir a favor del vehículo eléctrico y sólo dos (el tamaño de las baterías y la menor autonomía) en su contra. Sin embargo, aparte de interesantes, los argumentos parecen creíbles.
Y, la verdad es que, leyéndolos, tiende a ganar atractivo el coche eléctrico y parece que podemos considerar como probable que, en cuanto los coches eléctricos resuelvan mejor el asunto de la fuente de energía (fundamentalmente su almacenamiento), lo que elimine el problema de la autonomía y palíe el volumen y peso de las baterías, van a convertirse en una alternativa real y atractiva en el mercado y pueden llegar a desplazar en el futuro a los coches con motor de combustión interna.
Si eso es así, algunas empresas y fabricantes de coches y motores tradicionales, o de suministro de combustible fósil, pueden sufrir. Pero el progreso, el medioambiente y la humanidad, habrán ganado.
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