Aunque en los últimos siglos, empezando desde el Renacimiento, la cultura moderna, al menos la occidental, ha conocido un progresivo auge de la persona y su individualidad, lo cierto es que somos seres sociales y, si hacemos caso a Nick Morgan, las raíces últimas del liderazgo tienen algo que ver con ese comportamiento social que, cuando referimos a nuestras raíces profundas, podemos denominar, de forma similar a como lo hacía Seth Godin, tribal.
El comportamiento tribal retorna a nosotros, según Morgan, cuando nos unimos en grupos. Uno de esos comportamientos tribales es la necesidad de reconocer y seguir a un líder. Nos dice Morgan:
But when we get together in groups, we become a tribe again, and we instinctively want to have a leader.
¿Por qué esa necesidad de un líder? ¿Por qué buscar esa dependencia de otros?
Esta es la explicación que nos brinda Nick Morgan en su libro 'Power cues':
We create a leader to make us feel safe and give us a group purpose or direction.
Seguridad y dirección.
Nos resulta natural asociar la dirección con el líder. Dirección en un doble sentido. Dirección en primer lugar como misión y objetivo, como aspiración y orientación de la acción. Y dirección, en segundo lugar, como indicación de la forma de alcanzar esa meta, como ejercicio activo del mando.
Pero quizá seamos menos conscientes de la necesidad de seguridad... por más que Maslow la sitúe en la base de su famosa piramide.
Y quizá por esa necesidad de seguridad reconocemos como líderes a las autoridades formales o morales, porque de esa autoridad que de ellos emana obtenemos la seguridad en que su dirección nos protegerá y nos traerá lo mejor.
Algo que, quizá podamos entender como una renuncia o delegación por parte de los seguidores. Pero algo también que acentúa más la relevancia y también el sentido de responsabilidad que debe impregnar a los líderes honestos.
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