viernes, 28 de septiembre de 2012

La Tercera Revolución Industrial de Jeremy Rifkin

Nunca había sentido un especial interés, a pesar de la innegable importancia del asunto, acerca del cambio climático, el agotamiento de los combustibles fósiles, las energías renovables o, en general, los aspectos de la sostenibilidad relacionados con un uso responsable de la energía, hasta que leí este libro: 'La tercera revolución industrial' de Jeremy Rifkin.

Tampoco hasta ahora había encontrado, lo cual no supone necesariamente que no exista, un planteamiento cohesivo y creíble acerca de cómo afrontar el problema de la sostenibilidad energética y cómo responder al agotamiento del petróleo.... cosa que sí he creído encontrar en la obra de Rifkin.

El planteamiento de Jeremy Rifkin es, en esencia, el siguiente:

Todas las revoluciones industriales se han visto caracterizados por la unión de una tecnología energética y una de comunicaciones. En el caso de la primera revolución industrial fue la unión la máquina de vapor como tecnología energética con la imprenta como herramienta de comunicación. En el de la segunda, la máquina de combustión interna basada en el petróleo y los combustibles fósiles como tecnología energética y la distribución eléctrica como tecnología de comunicación. La tercera revolución industrial aúna las energías renovables (solar, eólica, biomasa, etc) con Internet o una red eléctrica basada en los principios de Internet.

Rifkin considera como un hecho innegable el agotamiento de los combustibles fósiles, que el hallazgo de nuevos yacimientos no puede hacer otra cosa que retrasar ligeramente. La respuesta, tanto para conseguir una energía virtualmente inagotable, como para lograr eliminar los efectos climáticos y medioambientales, está en las energías verdes y renovables: solar, eólica, mareomotriz o biomasa.

Sin embargo, este tipo de energías tienen alguna característica que las hace diferentes de las tradicionales basadas en combustibles fósiles o, incluso, de la nuclear. Por un lado, son energías 'intermitentes', es decir, no existe una producción continua y fácilmente gestionable, sino que depende de efectos ambientales como el mayor o menor número de horas de sol o de ráfagas de viento. Además, son 'distribuidas', es decir, aunque es posible construir, por ejemplo, parques solares o eólicos, lo cierto es que no es viable construir infraestructuras centralizadas basadas en estas energías de suficiente tamaño como para satisfacer unas necesidades globales.

Por eso, a las nuevas energías renovables, Rifkin une el concepto, y parcialmente la tecnología, de Internet y aboga por un modelo distribuido que recuerda, en cierto sentido, al crowdsourcing y la colaboración 2.0. Se trata de que todas las casas se conviertan en pequeñas minicentrales solares, eólicas, etc, que puedan autoabastecerse total o parcialmente. Cuando su propia generación sea insuficiente, obtendrían energía adicional de la red eléctrica y, por el contrario, cuando presenten excedentes, lo entregarían a esa misma red eléctrica. Esto, sin embargo, precisa un nuevo tipo de red eléctrica, la red eléctrica inteligente o smartgrid basada en Internet.

Coche de hidrógeno
No olvida Rifkin, tampoco, la problemática del transporte, muy en especial de los coches. Por ello, apuesta también por los coches eléctricos y el desarrollo de tecnologías de almacenamiento, basadas en la tecnología del hidrógeno o similares para aumentar la autonomía.

Con todo ello, el modelo de energético-industrial de Rifkin, se apoya en cinco pilares:
  • Energías renovables
  • Transformación de edificios en microcentrales
  • Despliegue de la tecnología del hidrógeno y otras tecnologías de almacenamiento energético
  • Redes inteligentes de energía (smartgrids)
  • Despliegue de una flota de vehículos eléctricos
El libro 'La tercera revolución industrial', explica estos principios pero, en realidad es más, como el propio autor indica, un relato de sus esfuerzos y trabajos por comunicar, extender e implantar este modelo.

El libro se compone de nueve capítulos agrupados en tres partes.

La primera parte 'LA TERCERA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL' es la más teórica (si es que se puede aplicar el adjetivo de teórico a este libro) y en ella se explican las negativas consecuencias medioambientales del uso masivo de combustibles fósiles y se razona sobre su inevitable agotamiento y la necesidad de encontrar alternativas. Además, y mucho más importante, en esta parte se explica el modelo de la tercera revolución industrial y se incluyen referencias a algunos proyectos y experiencias reales en que el autor ha estado involucrado como el de Roma, Mónaco o San Antonio.

La segunda parte, 'EL PODER LATERAL', comienza razonando cómo el sistema energético ha condicionado el modelo económico y social actual y así la centralización de las fuentes de energía ha llevado a la concentración de poder en grandes empresas pero cómo también, el nuevo modelo energético, alineado con la cultura de Internet, deriva hacia la emergencia del poder lateral, de las personas, y de un capitalismo distribuido. Luego pasa revista a sus contactos con grandes líderes mundiales y su actitud ante el modelo de la tercera revolución industrial. En este recorrido aparecen José Luis Rodríguez Zapatero, Angela Merkel, David Cameron o Barack Obama. En el último capítulo de esta parte, Rifkin razona en el sentido de la concentración de actividad económica a nivel de continentes, más que a nivel país o a nivel global. Por ello habla de una continentalización.

Finalmente, en la tercera parte, 'LA ERA COLABORATIVA', algo más ecléctica, apuesta primero por una nueva teoría económica en que se revisen, por ejemplo, el concepto de propiedad o el de capital. En el penúltimo capítulo, revisa implicaciones del modelo para la educación de los jóvenes y finaliza, en el último capítulo, apostando por la colaboración y por una nueva concepción del trabajo que, ante la escasez de empleo tradicional, se vuelque más hacia el trabajo social, hacia el tercer sector.

'La tercera revolución industrial' es un libro muy interesante y estimulante, especialmente por el modelo energético que propone y por el estilo ameno del autor. Adolece, sin embargo y en mi opinión, de cierta falta de concreción acerca de cómo implementar el modelo, del estado del arte tecnológico actual, y de su viabilidad técnica y económica. Por otro lado, creo que también se recrea en exceso en explicar sus propias experiencias y conversaciones con líderes diversos o en foros de todo tipo en detrimento de una mayor explicación de conceptos.

Con todo, el modelo propuesto es tan sugerente, tan en apariencia brillante, que vale la pena leerlo y aumentar con ello nuestra esperanza y esfuerzos en pos de un mundo más limpio, justo y sostenible.

Jeremy Rifkin

(Denver, 1943) Economista estadounidense, uno de los más influyentes por su análisis crítico, desde una perspectiva progresista, de la nueva economía global. Jeremy Rifkin nació en Denver, Colorado, en 1943, aunque creció y se educó en la gran metrópoli de Chicago. Hijo de una acomodada familia de clase media, tuvo la oportunidad de asistir a las mejores escuelas, en las que recibió una educación que posteriormente le permitió «conseguir el ticket», tal como suelen decir los estadounidenses para referirse a los privilegiados ciudadanos que tienen la posibilidad de acceder a una buena universidad y entrar en el elitista sistema del país.

Ya en su infancia y en su primera adolescencia el pequeño Jeremy solía pasar las horas mirando con atención a su alrededor, regañado a menudo por su exigente padre, que se desesperaba ante la aparente pasividad de su pensativo y abstraído hijo, al tiempo que lo apremiaba para que dedicara su tiempo a hacer algo de provecho.

Estudiante metódico y ordenado, el joven pronto destacó en las asignaturas relacionadas con las matemáticas y las estadísticas, lo que le llevó a elegir la carrera de economía en la selecta Escuela de Economía y Comercio de Wharton, adscrita a la Universidad de Pensilvania, la mejor de Estados Unidos, según afirmó años después el propio Rifkin en más de una entrevista.

La entrada de Estados Unidos en la guerra de Vietnam le hizo desviarse del camino previamente marcado por su posición socioeconómica, y el inquieto estudiante se encaminó hacia un activismo militante en la izquierda estadounidense. Admirador declarado de las obras de pensadores como Herbert Marcuse, Wilhelm Reich o Carl-Gustav Jung, en 1967 decidió organizar junto a otros compañeros de facultad varios actos de protesta contra la guerra.

Activo miembro de varios movimientos pacifistas, fue uno de los fundadores de una comisión de ciudadanos que pretendió llamar la atención contra los crímenes de guerra cometidos por los soldados de su país en el frente. La incursión del crítico intelectual en política no le impidió acabar de manera brillante sus estudios de economía, que amplió con un máster en relaciones internacionales y un trabajo de investigación sobre la influencia de la evolución tecnológica y científica en la economía, el trabajo, el medio ambiente y la sociedad en general, el primero que realizó en este campo.

Concluido su período de estudios universitarios, Rifkin empezó a escribir ensayos y artículos sobre ética económica. Decidido a combatir en favor de los derechos humanos, en 1971 creó, junto a varios compañeros, la People’s Bicentennial Commission (PBC) de Estados Unidos, con el fin de promover una celebración contracultural alternativa a los actos oficiales de la conmemoración del bicentenario del nacimiento de Estados Unidos organizados por el gobierno de Richard Nixon.

Ese mismo año, participó en la fundación del grupo de izquierdas New American Movement (NAM), desde el que promovió la formación de un foro de debate alternativo en el que se establecían grupos de trabajo que reflexionaban sobre los cambios políticos, sociales y económicos. Por aquel entonces, Rifkin ya estaba convencido de que la tecnología y el progreso científico debían tener como fin último el bienestar de las personas.

A caballo entre sus residencias en Washington y Filadelfia conoció a Carol Grunewald, una intelectual con la que acabó compartiendo algo más que las ideas progresistas que les unían y que con el tiempo se convirtió en su esposa. Ella, con quien Rifkin solía mantener largas disertaciones, destacó entre las colaboradoras que en 1977 le ayudaron a crear la Foundation on Economic Trends (FET), con sede en Washington, un organismo de estudio de los efectos del progreso científico y tecnológico en la coyuntura socioeconómica, en general, y el empleo, en particular.

Pese a que Rifkin carecía de una formación científica específica, decidió luchar contra los nocivos efectos de los avances biotecnológicos en la sociedad, como los trastornos genéticos producidos en los alimentos, y reclamó el establecimiento de unos estrictos controles gubernamentales sobre dichos experimentos. Se opuso a un microbio sintético que en teoría protegía a las plantas de las heladas y a la producción de una bacteria que se destinó a limpiar las áreas contaminadas por las mareas negras provocadas por vertidos de petróleo. Tiempo después se demostró que las dos cosas eran perjudiciales para el medio ambiente.

Pensador heterodoxo con una notable capacidad oratoria, que le permitió atraer hacia sí a grupos a priori irreconciliables, Rifkin logró unir en la década de los ochenta a sindicatos de agricultores, ecologistas y defensores de los animales contra las pruebas científicas para crear nuevas razas de animales, así como a los seguidores de las más diversas doctrinas religiosas contrarias a los ensayos genéticos.

Sus esfuerzos no fueron en balde y, en 1987, obligó al Congreso de Estados Unidos a reexaminar sus planes concernientes a las pruebas con animales. Durante la guerra del golfo Pérsico -y aun después de concluida ésta- criticó duramente la intervención del ejército de su país y las nefastas consecuencias ecológicas que tuvo el conflicto en aquella parte del planeta.

En 1994, el reconocido ensayista, autor de libros como 'Entropía', comenzó a impartir clases a ejecutivos en su antigua escuela universitaria de Wharton, al tiempo que era invitado a impartir conferencias en universidades de todo el mundo sobre las nuevas tendencias en ciencia, tecnología y economía global. Pese a trabajar como asesor de la administración de Bill Clinton, en concreto de su vicepresidente Al Gore, en temas económicos relacionados con la ciencia y la tecnología, fue capaz de llevar a los tribunales a varios empresarios y científicos relacionados con investigaciones que plantean dudas sobre su impacto ambiental, como los problemas que causan los alimentos transgénicos a la salud humana.

Ha escrito 14 libros sobre el impacto de la ciencia y la tecnología en la economía, en la sociedad y el medio ambiente; son obras que han sido traducidas a 15 idiomas. Pese a oponerse de un modo reiterado al pensamiento capitalista dominante, el profesor Rifkin se define a sí mismo como un ser contradictorio, capaz de trabajar como consultor para algunas de las empresas más grandes de su país y, al mismo tiempo, dar conferencias y escribir libros en los que predica unos ideales progresistas.

Jeremy Rifkin con José Luis Rodríguez Zapatero
Conocido sobre todo por su libro 'El fin del trabajo' (1995), éxito de ventas y punto de referencia en los debates políticos y académicos, en el que anticipaba el despido en masa debido al advenimiento de una etapa marcada por el paro, como consecuencia del avance tecnológico, en 2001 publicó 'La era del acceso'. En él reflexiona sobre los cambios sociales y culturales a que dará lugar la generalización de las nuevas tecnologías. Según Rifkin, la irrupción de herramientas como Internet consolidará una lógica económica en la que el individuo deberá pagar por el acceso a la práctica totalidad de las actividades que realice fuera del entorno familiar. Dentro de esta lógica, los individuos, en vez de acumular bienes, tenderán a alquilar servicios. Ello comportará el fin de la era industrial y una completa transformación de las actuales estructuras laborales y sociales.

Asesor de varios jefes de Estado y empresarios, Rifkin es un personaje influyente en la toma de decisiones políticas de los gobiernos estadounidenses, al tiempo que no duda en exigir que se apliquen medidas de control para proteger a la humanidad de los efectos nocivos producidos por los experimentos científicos. Mientras reflexiona junto a su mujer Carol sobre los próximos ensayos, desde las columnas de periódicos tan prestigiosos como Los Angeles Times y Frankfurter Allgemeine Zeitung, el políticamente incómodo pensador denuncia a los transgresores de un código ético no escrito y alerta a los lectores sobre los posibles cambios socioeconómicos que nos aguardan. 

Puedes conocer más sobre el autor en la 'Foundation for Economic Trends', la oficina del propio Jeremy Rifkin o bien seguirle en Twitter en la cuenta @JeremyRifkin

Ficha técnica:

TITULO: La Tercera Revolución Industrial.
EDITORIAL: Paidós
AÑO: 2011
ISBN: 978-84-493-2603-5
PAGINAS: 397

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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Colaboración y lateralidad en la base de la revolución energética

Nos hemos acostumbrado, aquellos que frecuentamos el mundo 2.0 y los medios sociales, que nos interesamos por el crowdsourcing y la inteligencia colectiva, a entender el poder de las personas y la colaboración como una de las bases de la revolución social de Internet y los cambios culturales y sociales que lleva aparejados.

A lo que quizá no estamos tan acostumbrados es a pensar en la colaboración y la lateralidad (el poder de los individuos) como eje de una revolución industrial y, sobre todo, energética.

Sin embargo, el modelo de la Tercera Revolución Industrial que propugna Jeremy Rifkin y del que ya hemos tratado en algún artículo anterior, se basa en buena parte en estos mismos valores del mundo 2.0 y de Internet

Rifkin entiende que la economía construida alrededor de recursos escasos y concentrados como son los yacimientos de combustiibles fósiles, lleva a modelos de explotación centralizados, en cierto modo autoritarios y basados en un cierto egoismo económico.

Sin embargo, el modelo de la Tercera Revolución Industrial, que se basa en la microgeneración con energías verdes en cada casa, en cada familia, y en la compartición de excedentes a través de una red eléctrica inteligente, es por sí misma descentralizada, colaborativa y, en un cierto sentido, generosa, no acaparadora.

Asi lo expresa el autor:
La naturaleza colaborativa de la nueva economía es fundamentalmente discordante con la teoría económica clásica, que pone especial énfais en un supuesto: el de que sólo el interés propio individual que se manifiesta en el mercado puede impulsar eficazmente el crecimiento económico. El modelo de la Tercera Revolución Industrial prescinde también del tipo de control y mando centralizado que se asocia con las economías socialistas tradicionales de corte soviético. El nuevo modelo favorece las iniciativas laterales tanto en el seno de "ejidos" sociales como en el mercado desde el supuesto de que el interés común perseguido de forma colectiva, es la mejor ruta para alcanzar el desarrollo económico sostenible.

Lo más importante, creo, para una verdadera solución al problema energético es realmente su viabilidad técnica, económica y operativa pero, aún así, es interesante y motivador entrever unos ciertos valores tras esta revolución, unos valores bastante próximos a los de la Internet social...probablemente inspirados en ellos...o quizá ambos casos inspirados por un imperativo común que nace de lo mejor de la naturaleza humana.

martes, 25 de septiembre de 2012

Colaboración: "Autoservicio tecnológico: sírvase Vd. mismo" para 'A un CLIC de las TIC'"

Tras casi dos meses de paréntesis estival, vuelvo a publicar una nueva colaboración en 'AunCLICdelasTIC'. La nueva aportación se titula 'Autoservicio tecnológico: sírvase Vd. mismo' y trata de la creciente tendencia a que los prestadores de servicios TIC cedan a sus clientes una parte del proceso de prestación del servicio.

Un modelo éste del autoservicio tecnológico, a medio camino entre la autoprestación y el outsourcing, y en el que aprecio ventajas tanto para clientes como para proveedores. 

¿Quieres saber por qué? 

No tienes más que leer el artículo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Realidades macroeconómicas 'for dummies': nuestra deuda pública y nuestro déficit público

En el primer artículo de esta recién iniciada seria de posts dedicados a una visión sencilla y asequible de las magnitudes macroeconómicas españolas, hablábamos de nuestro PIB.

Intentábamos asimilar el concepto, conocer magnitudes reales en el caso de España y resumir de una forma fácil de recordar lo más relevante.

Recuerdo las tres sencillas ideas con la que nos quedábamos:
  • El PIB es una medida de la producción de un país en un año
  • El PIB español es del orden del billón de euros.
  • Un punto del PIB son unos 10.000 millones de euros
También veíamos algo de su evolución...pero eso lo repasaremos en este artículo brevemente.

Vamos en esta ocasión a hablar de otras dos magnitudes que se acercan algo más a la comprensión de nuestra crisis: el déficit público y la deuda pública.

Según podemos leer en www.datosmacro.com (de donde, por cierto, he tomado la mayor parte de los datos de este artículo y el anterior)

La deuda pública de España es la suma de las deudas que tiene España, y puede expresarse como cuantía  o como porcentaje sobre el PIB. El Tesoro emite deuda que se clasifica según su plazo en:
  • Letras del Tesoro
  • Bonos del Estado
  • Obligaciones
No nos meteremos a entender (al menos no por el momento) las particularidades de cada tipo de deuda. Solo, lo más importante: la deuda pública mide la deuda de España (de su sector público, se entiende).

Veremos otro concepto: el déficit público. Acudiendo a la misma fuente vemos que el déficit es la diferencia entre ingresos y gastos del sector público que, en España, está compuesto por la Administración Central del Estado, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. Estrictamente hablando, sólo hay déficit si los gastos son superiores a los ingresos, pero tomaremos el concepto de déficit como la diferencia entre ingresos y gastos, sea ésta positiva (superávit) o negativa (déficit, propiamente dicho). El déficit también se puede medir en una magnitud económica (euros) o como porcentaje del PIB.

 Con todo esto, la cosa parece bastante clara: el valor económico de los productos y servicios que se producen en España, tanto en el sector público como en el privado, es nuestro PIB que mide, en cierto sentido, el 'tamaño de nuestra economía'. Si ahora nos centramos en el sector público, en la administración, las 'cuentas' de ésta, la diferencia entre ingresos y gastos es el déficit público. Cuando es necesario financiar la actividad del sector público, y este carece de suficientes fondos, emite deuda. El conjunto de la deuda de las administraciones es la deuda pública.

Bien, esto parece comprensible. Echemos ahora un vistazo a los datos de España.

El déficit público en España

En la siguiente figura vemos la evolución del déficit público en España en la última década, desde 2002 hasta 2011.



¿Que vemos?

Pues observamos que durante la década sólo en 3 años (2005, 2006 y 2007) ha existido un tímido superávit. Observamos también que en 2009 se disparó hasta alcanzar la nada despreciable cifra de unos (en números redondos) 120 mil millones de euros (117 mil, en realidad) y que en los dos años siguientes ha disminuido un poco pero manteniéndose en cifras comparables, que en 2011 fueron de algo más de 90 mil millones de euros.

Si lo miramos como porcentaje del PIB, el perfil no varía gran cosa:


Eso sí, nos facilita ser conscientes de que ese défici supone, en 2011, aproximandamente el 8,5% del PIB.

La deuda pública en España

Si hemos estado varios años gastando más en el sector público que lo que se ingresaba, hay que pensar que hubo que solicitar financiación y que, por tanto, se habrá emitido deuda. Veamos cómo ha evolucionado la deuda pública española en esa misma década, empezando por su valor monetario en miles de millores de euros.


Vemos que entre 2002 y 2007 se mantuvo en unos valores estables, en torno a 380 mil millones de euros. Sin embargo, en 2008, el año que parece ser maildito, inicia una escalada que continúa hasta 2011 donde termina en un valor de unos 730 mil millones de euros.

¿Cómo se relaciona eso con el valor del PIB? Pues como muestra la siguiente figura:


Entre 2002 y 2007, dado que la deuda se mantenía constante pero el PIB crecía (recordar el artículo anterior), en valor porcentual frente al PIB, la deuda respecto al PIB descendió hasta alcanzar su mejor momento el 2007 en que era algo más del 30% del PIB. Sin embargo, a partir del 2008 se comienza a estancar el crecimiento del PIB (e, incluso, retrocede) con lo que la deuda asciende en su valor comparado con el PIB hasta alcanzar en 2011 el valor de casi un 70% del PIB (un 68,5%, en realidad)

Evolución conjunta y normalizada de PIB, déficit público y deuda pública.

He querido observar en la misma escala temporal y en un valor comparable cómo nos ha ido en las tres magnitudes y para ello he hecho un proceso que me he permitido llamar 'normalizar'. Lo que esto significa es que tomo el primer valor de la serie temporal (es decir, el de 2002) como si fuera "1", y el resto de los valores en años sucesivos los tomo como múltiplos de esa cantidad inicial. Básicamente, eso permite saber en cuántas veces ha aumentado o disminuido una magnitud de las que estamos analizando en los diez años que contemplamos.

Quería ver las tres magnitudes, PIB, déficit público y deuda pública en una única gráfica...pero no es conveniente. Luego explico por qué.

Primero vemos la gráfica normalizada de PIB y deuda pública:


Vemos que, en efecto, el PIB crece desde 2002 hasta 2008, para descender suavemente en 2009 y 2010 e iniciar un tímido ascenso en 2011. A lo largo de esos diez años, en conjunto, el PIB español se ha multiplicado más o menos, por 1,5, es decir, ha crecido aproximadamente un 50%.

La deuda, por su parte, y como se comentaba antes, se mantuvo muy estable desde 2002 a 2007 para subir rápidamente desde 2008 hasta 2011. Observando la década en su conjunto, la deuda se ha multiplicado casi por dos, con el agravante de que este crecimiento se ha producido, en realidad, en los cuatro últimos años.

¿Y el déficir público? Pues la curva da un poco de miedo:


Durante los primeros años, 2002 a 2004 se mantiene bastante estable. 2005, 2006 y 2007 parecen ser buenos años en los que se produce superávit pero en 2008, el terrible 2008, el ascenso es espectacular. En 2009 se el déficit se multiplica ¡¡¡ unas 35 veces !!! respeto al de 2002. A partir de ahí parecen existir intentos, tímidos al menos en sus resultados, de cara a moderar ese déficit que, en 2011se queda en unos 90 mil millones de euros.

¿Entiende el lector por qué he tenido que superar la curva de evolución normalizada del défcit? Simplemente, su escala de crecimiento es muy, muy superior al del PIB y la deuda pública, así que poner las tres curvas en el mismo gráfico haría que por cuestiones de escala no apreciasemos bien lo que sucede en el PIB y la deuda.

A recordar

Quizá en este artículo haya introducido más datos que en el anterior, pero intentemos resumir lo más importante:
  • La deuda pública mide lo que debe todo el sector público español.
  • La deuda pública española se ha multiplicado por dos en los últimos 4 años
  • La deuda pública española en 2011 eran unos 700 mil millones de euros, que suponen casi un 70% del PIB
  • El déficit públcio mide la diferencia entre ingresos y gastos del sector público.
  • El déficit público se ha multiplicado por más de 25 en los últimos 4 años
  • En 2011 el déficit público fue de unos 90 mil millones de euros, que supone un 8,5% del PIB
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viernes, 21 de septiembre de 2012

La revolución social vista por Dolors Reig

'Socionomía' es uno de esos libros en que su autor, su autora en este caso, compila, reúne y resume una larga serie de ideas que ya ha ido publicando separadamente en charlas, conferencias y, sobre todo, en su blog, 'El caparazón'. Así, explica y utiliza ampliamente términos muy propios de ella como las 'redes sociables' (en lugar de sociales), la 'sociedad aumentada', las 'TEP (Tecnologías del Empoderamiento y la Participación)' o la insistencia en lo 'posdigital'.

La obra ataca la temática de las redes sociales pero desde una perspectiva muy amplia, centrándose en sus vertientes y explicaciones de carácter mas sociológico y psicológico y dejando bastante a un lado, aunque sin obviarlos completamente, sus aspectos técnicos o sus consecuencias económicas (pese a lo que el título pueda sugerir).

El libro se estructura en una introducción y nueve capítulos.

La introducción, que se desarrolla bajo el título 'Hacia un nosotros cada vez más grande', realiza un breve recorrido por el contenido del libro pero también avanza ya algunas ideas interesantes.

Se inicia el libro propiamente dicho con el capítulo 'Bienvenidos a la sociedad aumentada' en que hace un repaso histórico de la evolución de los diferentes medios de comunicación e interacción, desde los puros mercados locales, pasando por periódicos, radio y televisión y llegando ya a la web social con sus diversas manifestaciones como blogs, redes sociales, etc. Profundiza además la autora, en el concepto de la confianza en estos nuevos entornos sociales y en la enorme importancia que adquiere el grafo social, las relaciones de cada uno de nosotros, desde un punto de vista económico y de dominio.

En el segundo capítulo, 'Redes sociables para gente sociable' se explica cómo la actual sociabilidad en Internet, así como las motivaciones y las recompensas, hunden sus raíces en realidad en la propia naturaleza humana, naturaleza que se explora desde un punto de vista neurobiológico y psicológico.

A continuación, se estudia el funcionamiento de los vínculos entre personas y cómo influye, positivamente, la conectividad en nuestros comportamientos, que se hacen más humanos y solidarios. Todo ello se cuenta en 'Socionomía: sobre cómo de mejores somos cuando estamos conectados'.

Cambia algo el sentido del discurso en el capítulo cuatro, 'Conocernos mejor para cambiar el mundo', donde se explica cómo la superabundancia de datos que Internet ha traído aparejada, abre nuevas fronteras y posibilidades de investigación, análisis y estudio a las ciencias sociales.

En 'Desde la interacción hasta la democracia 2.0' se exploran las consecuencias de esta sociedad hiperconectada que devuelve el poder al individuo. Partiendo de fenómenos como 'Ocuppy Wall Street', los indignados, la primavera árabe, etc, la autora nos habla del empoderamiento, de los cambios sociales que se avecinan, de activismo, de connotaciones políticas y de la denominada democracia 2.0.

En 'Actitud 2.0: 13 claves del discurso en los social media' se concentran en esos trece puntos toda la cultura, ética y etiqueta asociada a la web social y se nos habla de identidad digital, de empatía, de trasparencia, de honestidad, de flexibilidad, de diversión, etc

En el séptimo capítulo, 'Después de la revolución tecnológica y social, la revolución creativa y cognitiva', se analizan, como queda explicitado, los aspectos cognitivos de esta revolución, y se habla de la creatividad y de la inteligencia individual, si, pero sobre todo de distintas formas en que esa creatividad y esa inteligencia se ve potenciada por la conexión y la colaboración y, así, se tratan fenómenos como la inteligencia colectiva, el crowdsourcing o la innovación abierta.

'Más allá de los bits: reiniciando el sistema' recoge una serie de apasionantes tendencias de transformación de la economía y la sociedad que derivan de todos estos fenómenos. Se habla de sociedad 2.0, de economía social, de consumo 2.0, del crowdfunding, del emprendimiento 2.0, de la revolución energética, de la empresa 2.0, de la nueva educación...En fin, toda una nueva visión y nuevas formas de hacer que derivan de la hiperconexión y la colaboración.

Se remata el libro con 'El significado de ser grandes', un corto capítulo en que se nos habla de valores y de moral y en el que se hace una clara y muy optimista apuesta por el futuro.

Leer 'Socionomía' es como leer el blog de la autora o escucharla en una conferencia. Se percibe su estilo tan personal de explicar los temas, un estilo al tiempo sencillo y erudito, el tono de investigador cercano, en el que abundan las vueltas alante y atrás, las citas a otros pensadores y a otras publicaciones o la frecuente introducción de neologismos.

'Socionomía' es un libro muy, muy interesante, que toca, aunque no siempre pueda profundizar, todas los conceptos, ideas y tendencias que rodean a este nuevo mundo hiperconectado y social. Un libro profundo, humanista y tecnooptimista que ayuda a entender, y amar, los nuevos fenómenos sociales y a percibir la trascendencia humana y social que éstos tienen.

Sin duda, muy recomendable.

Dolors Reig

(Fuente: Adaptación de autopresentación en su blog El caparazón)

Psicóloga social y editora principal del blog 'El Caparazón'. Después de unos 15 años dirigiendo Centros, Programas y Proyectos de Formación, trabaja actualmente como freelance, profesora, conferenciante, consultora y gestora de formación en distintas empresas, instituciones, Universidades y Escuelas de Negocio (Posgrado Redes sociales Universitat Oberta de Catalunya, Grado de Educación Social en la misma Universidad, Cursos de Social Media-Community management en IEBS, ESIC-ICEMD, contenidos online para empresas de E-learning, etc.)

Participa frecuentemente como ponente en distintos eventos, jornadas, congresos, sobre los temas en los que investiga y es formadora: Innovación social, entornos colaborativos, Dinamización de comunidades, redes sociales, Tendencias web, empresa 2.0, Social Media, Entornos Personales de Aprendizaje, Educación 2.0, Innovación educativa, Ciberculturas, etc…

En cuanto a formación académica, es Licenciada en Psicología, Posgrado en Inserción sociolaboral, Máster en Criminología, Máster en multimedia, diseño y desarrollo web.

En la red, forma parte de diversas comunidades, comités científicos de expertos en social media, educación (Horizon report en educación superior, edición internacional), tendencias de futuro en la web, cultura digital (Comité científico revista Telos, Comité asesor de la Generalitat de Cataluña en competencias digitales, etc…).

Como empresas, ha trabajado durante años coordinando y dirigiendo entidades y compañías de formación, orientación laboral y elearning y colabora actualmente como freelance con muchas.

En cuanto a publicaciones, destaca distintas aportaciones en libros sobre modelos de Open Social Learning (aprendizaje social abierto), PLEs, Web social, Dinamización de comunidades, Community management, etc. Aparecen en trabajos publicados por Fundación telefónica, Editorial Santillana, la Generalitat de Cataluña, etc. Ha publicado también el libro 'Socionomia', obra de referencia sobre la sociedad aumentada.

Interviene además de forma constante en distintos medios de comunicación (radio, prensa, televisión, etc…).

Puedes conocer el pensamiento de la autora en su conocido blog 'El caparazón' o seguirla twitter en la cuenta @dreig

Ficha técnica:

TITULO: Socionomía. ¿Vas a perderte la revolución social?
AUTOR: Dolors Reig
EDITORIAL: Deusto
AÑO: 2012
ISBN: 978-84-234-0959-4
PAGINAS: 254

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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cinco pilares para una tercera revolución industrial

Autor: Sven Jense
Como veíamos en el artículo anterior, 'Fundamentos de un modelo energético sostenible', Jeremy Rifkin propone un nuevo modelo energético basado en energías renovables unido a la colaboración y lo que él denomina 'el poder lateral', una colaboración y un poder lateral que hunden algunas de sus raíces tecnológicas y, sobre todo, filosóficas, en Internet, los medios sociales y el universo 2.0.

Las ideas fundamentales las recogimos en ese artículo pero para una mejor comprensión de la propuesta, creo que resulta imprescindible repasar, siquiera someramente, los cinco pilares en que se basa el modelo que el propio Rifkin denomina 'La tercera revolución industrial', apelativo que da título al libro que lo explica.

Estos pilares son los sguientes:
  • Transición hacia energías renovables: energías entre las que se encuentran la solar, la eólica, la biomasa, etc

  • Transformación de los edificios en microcentrales: Unas microcentrales que generen su propia energía (a veces con excedentes, a veces con déficits) basados en energías renovables, por ejemplo, mediante placas solares.

  • Despliegue de la tecnología del hidrógeno y otras sistemas de almacenaje energético: Esto aplicaría tanto al caso de edificios e infraestructuras como, eventualmente, al de vehículos. Por esta vía se equilibra el carácter intermitente de la mayoría de las energías renovables.

  • Redes inteligentes (smartgrids): aplicación de la tecnología de Internet para crear las redes eléctricas inteligentes que permitan reconducir excedentes.

  • Despliegue de una flota de vehículos eléctricos: unos vehículos alimentados ya sea en red o ya sea mediante pilas de combustible.
De los cinco pilares, dos creo que apuntan claramente a la necesidad de desarrollo tecnológico (smartgrids y tecnologías de almacenamiento), aunque existen importantes avances en ambos casos, dos (transformación de edificios en microcentrales y despliegue de la flota de vehículos eléctricos) tienen más que ver con una apuesta estratégica de las empresas o administraciones y una viabilidad económico-comercial y, finalmente, el primer pilar es casi un fundamento o una filosofía básica: que las fuentes de energía sean renovables. 

El éxito en el desarrollo tecnológico de las tecnologías de almacenamiento y las redes inteligentes de energía, unida a una apuesta, seguramente impulsada por la administración pública, por el despliegue inicial, puedieran ser la chispa que convierta en realidad este atrevido pero esperanzador modelo energético sostenible.

Tal vez valga la pena intentarlo ¿no?
 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Fundamentos de un modelo energético sostenible

Cuando escucho las alarmantes noticias y reportajes sobre el polémico cambio climático, o cuando reflexiono sobre el fin del petróleo, el carbón y otros combustibles fósiles (algo de cuya fecha podemos no estar seguros, pero que el hecho de su agotamiento parece que no está sometido a discusión), no puedo evitar preguntarme qué estamos haciendo, en qué están pensando los gobiernos y empresas, y qué investigaciones puede haber en marcha en las administraciones o en las compañías del sector de la energía o el automovilístico.

Hasta ahora muchas veces he tenido la sensación de que no se estaba haciendo lo suficiente, que estábamos abdicando de nuestro deber de afrontar el problema o que estábamos confiando en un hallazgo casi mágico de nuevos pozos, de nuevas reservas.

A pesar del relativamente reciente y esperanzador desarrollo comercial de los vehículos eléctricos o híbridos, a pesar de la publicidad y cierto nivel de inversión en energías renovables como la solar y la eólica (sector del que, por cierto, nuestro país es líder), no parecía existir, o al menos yo no conocía, ningún esfuerzo serio, comprensivo, abarcador y estructural de la envergadura suficiente como para dar una respuesta real a un problema más que serio.

Sin embargo, este verano he leído la propuesta de Jeremy Rifkin, un popular pensador social, asesor de estados e instituciones de alto rango en todo el mundo y especialmente en Europa. Rifkin propone una revolución que, según él, tiene una vertiente energética y otra de comunicación y que bautiza como la 'Tercera Revolución Industrial'. Todos los conceptos y su esfuerzos por extenderla se recogen en el libro del mismo título.

 El modelo de Rifkin, que tiene un fascinante paralelismo con los fundamentos que han hecho de Internet y los medios sociales una revolución del pensamiento y las relaciones sociales y comerciales, y que incluso presenta solapes tecnológicos con Internet, especialmente en la parte relativa a las smartgrids (redes eléctricas inteligentes), se podría resumir, al menos en lo que a mi más me ha llamado la atención, en lo siguiente.

Las energías derivadas de los combustibles fósiles presentan una limitación en su modelo de explotación. Dejando aparte su agotamiento, tienen la característica de concentrarse en unas relativamente escasas ubicaciones: los yacimientos. Por lo tanto, se adapta a un tipo de explotación centralizado a cargo de grandes empresas. 

Por el contrario, las energías renovables, típicamente pero no exclusivamente, la solar y la eólica, son distribuidas, existen en una cantidad virtualmente infinita en cualquier punto del planeta. Eso dificulta una explotación centralizada de las proporciones que serían necesarias...pero abre la puerta a una gran oportunidad, una enorme oportunidad: la colaboración.

En el planteamiento de Rifkin, la idea es que cada edificio, cada hogar, se abstezca, al menos parcialmente, de energía mediante instalaciones propias y relativamente modestas de, por ejemplo, energía solar. En algunos casos se podrán autoabastecer, en algunas ocasiones tendrán déficits de generación y en otros superávits. 

Y para equilibrar el modelo, para medir y cubrir necesidades, entran las smartgrids, las redes eléctricas inteligentes, unas redes capaces de absorber y utilizar la energía excedente de algunos hogares y entregar la energía que falta a otros. De esta forma, se minimiza (eventualmente se elimina) la necesidad de una generación centralizada y se cambia por una generación de energía dfistribuida y verde. 

¿No tiene esto un maravilloso paralelismo con el crowdsourcing, tan propio de Internet, con el simultáneo consumo y generación de ideas y bienes digitales por parte de los particulares convertidos ahora en prosumidores, un esquema que incluso permite su extensión al mundo de los bienes físicos por mor de la aparición de nuevos conceptos como el hardware libre y la impresión 3D? De alguna forma, el modelo de Rifkin lleva el modelo de prosumer al sector energético, un sector energético ahora verde y sostenible.

El modelo de Rifkin no se olvida del problema de los vehículos y así, aborda también la problemática del coche eléctrico y de las baterías, aunque quizá aquí el planteamiento sea más conocido y menos revolucionario.

En un próximo artículo extenderemos un poquito más la explicación de las ideas de Rifkin, presentando los cinco pilares en que se apoya su modelo. Pero, de momento, quedémonos con la esperanza de que puede existir un modelo energético verde y sostenible, que puede existir una solución para el desafío energético y el deterioro medioambiental que actualmente padecemos.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Realidades macroeconómicas 'for dummies': nuestro PIB

En esta época en que la economía tanto nos aprieta y tanto nos preocupa. En estos tiempos en que oímos hablar continuamente en radio y televisión, y vemos publicados en medios escritos tanto en papel como digitales, montañas de cifras, oímos valoraciones, y nos mareamos con análisis que se nos escapan, que eluden el ser aprehendidos...quisiéramos entender y, sobre todo, quisieramos poner en contexto y escala.

Sabemos, de forma ambigua, que vamos mal...pero ¿Cómo de mal? ¿Cuánto es mal?

Como esas mismas curiosidades me asaltan, como me cuesta centrar y, sobre todo, dar escala a las magnitudes de nuestra economía y nuestra crisis, he decidido poner números y perspectiva a esas realidades macroeconómicas...y compartir los datos y curiosidades que vaya encontrando en artículos dispersos aquí y allá, salpicando el contenido de este blog.

Y voy a empezar por algo muy básico: el PIB y, en concreto, el PIB de España.

Para entender el concepto, podríamos acudir a fuentes más impresionantes y 'solventes' pero nos conformaremos con la definición de Wikipedia, según la cual, PIB:

es una medida macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de un país durante un período determinado de tiempo (normalmente, un año)

Hay varias formas de cacularlo pero no nos detendremos en ello. Nos quedamos con una idea simple:

El PIB es una medida de la producción de un país en un año.

Vale, y ahora, la primera pregunta para saber de qué estamos hablando: ¿a cuánto asciende el PIB español? Pues bien, el PIB español en 2011 fue de 1.073.383 millones de euros. Es decir, y por redondear, por poner un orden de magnitud fácil de recordar, quedémosnos con lo siguiente:

El PIB español es del orden del billón de euros.

Y, aunque sea en cierto sentido de perogrullo, probablemente nos convenga recordar que, de forma aproximada:

Un punto del PIB son unos 10.000 millones de euros.

¿Y cómo ha evolucionado en los últimos 10 años?


El PIB español partía hace diez años, en 2002, de una cifra de unos 729 mil millones de euros. Dado que en 2011 nos situamos en esos 1.073 mil millones de euros, eso supone un crecimiento en diez años del 47,29%.

Pero ya podrá suponer el lector, y ya se aprecia en la figura, que el crecimiento no ha sido constante en este lapso de tiempo. Los ritmos más rápidos de crecimiento se produjeron en los años 2005, 2006 y 2007, alcanzando en 2006 el record de crecimiento con un 4% de crecimiento interanual. Por desgracia, y como intuímos, los últimos años hemos tenido crecimiento negativo (el eufemismo para decrecimiento) o muy exiguo. El peor dato de la década lo encontramos en 2009 con una caída del 3,7% del PIB mientras que cerramos 2011 con un escueto crecimiento del 0,7%.

Todas esas variaciones se aprecian mejor en la siguiente curva:


Si la línea de tendencia en la gráfica del PIB hace pensar en un estancamiento económico (la curva inicialmente creciente se aplana conforme avanzamos hacia la derecha, es decir, hacia años más recientes), la línea de tendencia en la gráfica de variaciones asusta más, puesto que apunta a un decrecimiento del PIB (tiene una pendiente claramente negativa y entra de lleno en los valores de crecimiento negativo).

La verdad es que acerca del PIB y, sobre todo, acerca de cómo poner en contexto esta magnitud, se me ocurren varias preguntas e ideas...pero creo que esas las dejaré para otro artículo como también pospondré el recabar información acerca de la deuda...la temida deuda.

Pero antes de cerrar el artículo, y con un ánimo eminentemente pedagógico, repitamos e intentemos recordar tres sencillos datos:
  • El PIB es una medida de la producción de un país en un año
  • El PIB español es del orden del billón de euros.
  • Un punto del PIB son unos 10.000 millones de euros
Creo que esto seré capaz de recordarlo. ¿Y Vd, apreciado lector?

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Las razones para estar en contacto según Dolors Reig

Encuentro en el libro 'Socionomía' de Dolors Reig una nueva argumentación, una nueva lista de razones que impulsan a las personas a participar en los medios sociales.

Éste es, si mi recopilación no me falla, el sexto artículo en que recojo las opiniones o propuestas de diversos autores más o menos en esta misma línea: intentar entender qué impulsa a las personas a contactar, a colaborar y aportar sin un retorno tangible claro en redes y otros medios sociales.

En el caso de esta psicóloga social, quien primero revisa otras teorías al respecto, sintetiza las posibilidades en tres razones:
  • Comunidad /afecto: basándose en los resultados de una encuesta, apunta la posibilidad de contactar con personas de intereses similares como uno de los motivos para participar en comunidades...y esto incluye comunidades creadas por marcas o con objetivos promocionales.

  • Reconocimiento social: es decir, ganar credibilidad dentro de nuestro círculo social.

  • Aprendizaje (social): un aprendizaje que, citando a Edward Deci, traduce en el deseo de ser autónomos y ser competentes.
Aunque los argumentos se hacen, con matices, más o menos convergentes, seguiré explorando y consignando aquí las explicaciones que a tan sorprendente y esperanzador comportamiento dan diversos autores y pensadores.

De momento, y a modo de resumen, consigno al pie de este artículo la lista de posts relacionados con este tema con todas las explicaciones detectadas hasta la fecha.

Artículos de este blog relacionados

lunes, 10 de septiembre de 2012

Los tres sistemas de consumo colaborativo de Rachel Botsman

Hace unas semanas leí, creo que en Twitter, la recomendación de ver una charla de Rachel Botsman en TED.

Rachel Botsman es una conferenciante y escritora que se ha hecho famosa con sus conceptos sobre el denominado consumo colaborativo... y hace muy poco he visto la conferencia...

La charla es amena e interesante pero de toda ella he querido recoger, siquiera como unas brevísimas notas, un clasificación de esos consumos colaborativos, conceptos que supongo que desarrolla en su libro 'What's mine is yours', el cual confieso no haber leído.


Entiendo que el consumo colaborativo es un tipo de consumo emergente en que el consumidor no se hace con la propiedad, o no la propiedad completa, de aquello que usa o consume sino que de alguna forma comparte los bienes y servicios con otros.


Botsman identifica tres sistemas de consumo colaborativo, que, en la charla, explica aproximadamente entre los minutos 9 y 12.
Son los siguientes:
  • Mercados redistributivos (redistribution markets): en ellos, una vez que un producto no es ya necesario, en lugar de tirarlo a la basura (estilo no colaborativo), se recicla y se pone a disposición de quien sí lo necesita.

  • Estilos de vida colaborativos (collaborative lifestyles): en los que se comparten recursos productivos.

  • Sistemas producto-servicio (product service systems): en que los antiguos productos que se tenían en propiedad se convierten ahora en servicios en los que se paga por su uso o consumo (por ejemplo, en lugar de comprar CDs, se accede, previa cuota, a la música en Internet).
Las ideas de Botsman en general, y estos tres sistemas de consumo colaborativo en particular, parecen interesantes y prometedores y quizá ello sea razón para leer el libro de esta pensadora.

De momento, me limito a dejar un apunte sobre los mismos, y a la propia Rachel Bostman explicándolo en TEDxSidney2010.

viernes, 7 de septiembre de 2012

García Márquez y la privacidad en Internet

Uno de los miedos que atenazan a los más resistentes a los nuevos medios en Internet es el de la privacidad y la seguridad de la información.

Puede existir un cierto grado de exageración, inadaptación o incluso tecnofobia...pero a priori parecen unos temores legítimos.

A la hora de entender los niveles de información, o quizá mejor, de visibilidad que se manejan en Internet, Dolors Reig, en su libro 'Socionomía', acude a un pensamiento de Gabriel García Márquez según el cual todos tenemos tres vidas: la pública, la privada y la secreta.

Hermosa forma de expresarlo...como no podía ser menos a tenor de la procedencia.

Con base en estos tres tipos de vida, podemos asumir que el comportamiento razonable en Internet, especialmente en medios sociales, podría ser:
  • Vida pública: Se puede publicar casi con total apertura.

  • Vida privada: debe ponerse un cierto cuidado, y aplicar criterios de restricción de ámbito, de permisos de lectura, de grupos, etc

  • Vide secreta: no debe publicarse nada de ella bajo ningún concepto.
Razona sin embargo Dolors Reig que, aunque, en efecto, lo secreto no debe publicarse, la distinción entre lo público y lo privado es cada vez más borrosa, como también lo es entre lo privado y lo profesional.

Y esta cierta indistinción se produce en parte por las dificultades técnicas en lo relativo a seguridad y privacidad, pero también debido a un cambio cultural, a una tendencia a mostrarnos en público y en los ámbitos profesionales con una cara más humana, más espontánea y con unas posibles contraprestaciones emocionales a esa cierta pérdida de privacidad.

Dolors Reig, incluso, afirma:

Vivimos en público

Debemos guardarnos bien lo secreto, si queremos que siga siendo tal y esto no es en realidad diferente del mundo analógico.

Pero lo diferencial, lo importante, es saber que quizá conviene irse a costumbrando a esa vida en público, a esa cierta mezcla de lo público y privado. Acostumbrarse, gestionarlo y centrarse en las ventajas de esta nueva situación.