No resulta sencillo hacer una clasificación simple de las tecnologías. Sin embargo, Nicholas Carr, en su libro 'Superficiales' se atreve con una sencilla tipología que considera, fundamentalmente, qué aspecto de las capacidades humanas son las que la tecnología extiende o aumenta.
Con ese criterio, Carr nos habla de cuatro tipos de tecnologías.
Las primeras tecnologías, quizá las mas evidentes, serían las que aumentan nuestra fuerza y resistencia físicas. En este apartado se mencionan como ejemplos el arado, el avión de combate y la aguja de zurcir.
El segundo bloque lo formarían las tecnologías que extienden el alcance o sensibilidad de nuestros sentidos. Ahí podríamos incluir el microscopio, el amplificador o el contador Geiger.
El tercer grupo lo constituirían aquellas que permiten remodelar la naturaleza para adaptarla a nuestros gustos o necesidades. En este grupo se mencionan el embalse hidráulico, la píldora antoconceptiva o la planta de maíz genéticamente modificado.
Pero, en el fondo, a donde quiere llegar Nicholas Carr es al cuarto grupo, a las tecnologías que el antropólogo Jack Goody y el sociólogo Daniel Bell denominaron tecnologías intelectuales. Se trataría de las tecnologías que amplían o apoyan nuestra capacidad mental: encontrar y clasificar la información, formular y articular ideas, compartir métodos y conocimientos, tomar medidas, realizar cálculos o ampliar la capacidad de nuestra memoria.
En este grupo de tecnologías intelectuales se incluirían la máquina de escribir, el ábaco, la regla de cálculo, el sextante, el globo terráqueo, el libro, el periódico, la escuela, la biblioteca, el ordenador... e Internet.
Para Carr, y esto es esencial en su línea de razonamiento, todas las tecnologías influyen en nuestra perspectiva y pensamientos, pero son las tecnologías intelectuales aquellas que "ejercen el poder más grande y duradero sobre qué y cómo pensamos. Son nuestras herramientas más íntimas, las que utilizamos para la autoexpresión, para dar forma a la identidad personal y pública, para cultivar nuestras relaciones con los demás."
Un poco más adelante, Carr cita al politólogo Langdon Winner, quin afirma "las tecnologías no son sólo ayudas a la actividad humana sino también fuerzas poderosas que actúan para cambiar la forma de esa actividad y su significado."
La línea de pensamiento de Carr se inicia con estas dos ideas-fuerza: (1) existen tecnologías, las tecnologías intelectuales, que amplían o apoyan nuestra capacidad mental, (2) las tecnologías modifican la forma en que se realiza la actividad que apoyan.
Poco a poco Carr se irá centrando en una tecnología intelectual específica, Internet, y en cómo esta tecnología influye en la forma en que pensamos.
lunes, 28 de marzo de 2011
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