miércoles, 23 de agosto de 2017

Las preferencias de los jóvenes en social media... y un aviso para la monetización


He aprovechado la tranquilidad de Agosto para leerme el Informe 'Si vives lo compartes. Cómo se comunican los jóvenes en un mundo digital', un informe publicado por Fundación Telefónica hace unos meses y donde estudia los hábitos y actitudes de los jóvenes entre dieciséis y veinticuatro años frente a los medios sociales.

Se trata de un estudio serio y ordenado cuyos resultados, para ser sincero, tampoco sorprenden mucho.

Sin embargo, hay un detalle que casi me pasa inadvertido pero que, en una segunda lectura, sí me puso sobre aviso.

Uno de los mecanismos que utiliza el estudio es la encuesta a los propios jóvenes. Y una de las preguntas que se formula es para qué están en las redes sociales.

Las respuestas son las que se muestran en la figura, obtenida del propio informe:


No sorprende mucho: se usan para estar en contacto con los amigos, para estar informado de las últimas noticias, para el entretenimiento...

Luego me detuve y pense ¿y para comprar? Vale, es cierto que el eCommerce es una funcionalidad que seguramente se entiende fuera del concepto de red social. Incluso es posible que la propia forma de la encuesta puede que no diese opción a elegir esa opción.  Aún así, me hzo pensar que todos los usos de que se habla son fundamentalmente de relación, lúdicos o informativos. Pero no hay ningún uso comercial, ni siquiera de información sobre productos y servicios.

Un poco más adelante, al cerrar el informe, además, se destaca la poca atención que los jóvenes prestan a los anuncios que aparecen en las redes sociales y se dice, literalmente, que los jóvenes 'manifiestan un escaso interés por la publicidad que se muestra en las redes sociales'.

¿Cómo se monetiza entonces una red social?

Puede que otros segmentos de usuarios sean más sensibles a la parte comercial. O puede que, a pesar del escaso interés en la publicidad, dados los millones de usuarios, el escaso interés se traduzca en suficientes conversiones o que los anunciantes sigan apostando, aún así, por las redes sociales. 

Pero también puede que el modelo de negocio deba cambiar, por ejemplo, hacia un modelo de suscripción (siempre peligroso en un entorno, el de Internet y redes sociales, acostumbrado a la gratuidad). Puede que el producto, como se suele decir, seamos los usuarios y la información que de nosotros se obtiene y por ello, el uso comercial explícito sea menos relevante.

Pero también puede que alguna red social pase por dificultades en cuanto a modelo de negocio y la monetización de su éxito, como le está ocurriendo a Twitter.

En fin. Las opciones están ahí... y el peligro también.

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