'Elegimos todo' es el lema del programa de transformación de compañía de Telefónica. Y este lema, o su versión en primera persona, 'Elijo Todo', remata una campaña de comunicación institucional que, espero, tendrá un punto culminante hoy Lunes 7 de Noviembre, el día en que se publica este artículo, el día en que voy a participar, libremente, en una iniciativa corporativa de apoyo a esa campaña.
No oculto que trabajo en Telefónica desde hace ya muchos años, pero tampoco oculto que este es un blog personal, al margen de cualquier influencia o línea corporativa, de cuyos contenidos sólo yo soy autor y responsable.
Así que, si hoy voy a dedicar alguna reflexión a algo de mi compañía es porque deseo hacerlo así. Es porque, como reza el lema, 'elijo' hacerlo así.
Pero no voy a hablar de la campaña propiamente dicha, sino de las reflexiones que me sugiere, de los sentimientos que me inspira.
'Elegimos todo' es un lema llamativo. Por un lado, parece tener un carácter estratégico. De hecho, fue presentado acompañando un programa estratégico. Y 'elegir' tiene que ver mucho con la estrategia: elegir mercados, elegir productos, elegir socios... eso es, en el fondo, estrategia. Sin embargo, acompañarlo de 'todo', decir 'Elijo todo', cambia el juego. Y se convierte, más allá de la estrategia, en una declaración de ambición, de desafío, de confianza... y de emoción...
Y me encanta.
Cuando vi el spot de la campaña, y que encabeza este artículo, me emocionó. Como hace muchos años, en los albores de la liberalización del sector de las telecomunicaciones, me emocionó el spot 'Bienvenidos al futuro'.
Me emociona, aparte de su evidente plasticidad y belleza, porque habla de lo que más me atrae, del mundo digital, y de cómo transforma los negocios y la sociedad. Habla de aquello a lo que, de una forma u otra, he dedicado tantas y tantas horas a lo largo de los años. Y me emociona porque posiciona todo eso, y a mi compañía, en un papel a un tiempo líder y cercana, en un plano corporativo y personal simultáneamente.
Y me alegro de que sea así.
Me alegro de que me emocionen cosas que hace la compañía en que trabajo. Me alegro de sentir orgullo, orgullo de los logros y orgullo de pertenencia. Un orgullo que no es inocente. No es ignorancia. No es soslayar el conocimiento cierto de que también hay errores, limitaciones y defectos.
En el fondo, creo, esa emoción es una elección.
En esta vida, podemos quejarnos de nuestras empresas, nuestras administraciones, nuestra comunidad, nuestra ciudad, nuestra nación o nuestra familia. O podemos estar orgullosos de lo que de bueno tienen y luchar por mejorar el resto.
Podemos sentirnos ajenos, o sentir que formamos parte de todo ello.
Podemos lamentarnos de los errores, o estar orgullosos de los éxitos.
Podemos lamernos las heridas o luchar para mejorar, para innovar, para transformar.
Son elecciones.
Así que, este artículo, en el fondo, no es también más que una elección.
Elijo...
Elijo hablar de mi compañía.
Elijo apoyar su campaña.
Elijo pertenencia.
Elijo innovación.
Elijo transformación.
Elijo orgullo.
Elijo todo...
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