Se dice que emprender es una aventura... y probablemente sea cierto.
No puedo hablar por experiencia directa pero no me cuesta imaginar que poner en marcha una nueva empresa tenga un muchísimo de voluntad, un muchísimo de esfuerzo, un muchísimo de lucha, un muchísimo de adaptación a las circunstancias...
No creo, y teorías como Lean Startup así parecen ratificarlo, que emprender sea una actividad planificable a largo, ni siquiera medio plazo, Puede haber, creo que debe haber, una visión a medio y largo plazo, y un plan preliminar, pero luego los hechos, los clientes y el mercado mandan, y la adaptación, el pivotar como se suele decir, es primordial.
Y como es apasionante, es vocacional, es duro y, al tiempo poco previsible... pues si, emprender parece tener un mucho de aventura.
Y como aventura que es, se presta a la narración, heroica, y si, a la épica y a la novela.
He finalizado recientemente la lectura de 'Shoe Dog', el libro de memorias en que Phil Knight nos cuenta sus primeras años poniendo en marcha lo que hoy en día es Nike.
Y me ha resultado llamativo precisamente ese tono de aventura, de improvisación, de golpes de fortuna, y de salvar situaciones in-extremis, de camaradería entre el grupo de personajes aparentemente extraños e inadaptados que fueron los primeros integrantes de la empresa si atendemos a lo que su propio fundador nos cuenta.
Me ha llamado la atención, en fin, que lejos de ser un libro de marcado carácter empresarial, en algunos momentos parezca más una novela.
Es cierto que las propias buenas prácticas de comunicación nos aconsejan una y otra vez recurrir a la narratividad, a contar historias, si queremos que nuestros mensajes sean memorables.
¿Es eso lo que ha hecho Phil Knight en su libro?
Bueno, no me extrañaría. Seguramente que ha estado bien aconsejado y que un toquecito de narrativa empresarial sí le ha dado, pero aún así también estoy seguro de que hay un gran fondo de verdad, que hay mucha aventura, mucha heroicidad en su peripecia personal y emprendedora...
No, definitivamente no me cuesta ver el emprendimiento como una novela.
Y eso lo hace aún más apasionante.
Pero cuidado, recordemos que no todas las novelas tienen final feliz...
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