Una economía, afortunadamente dominada por la innovación constante, por los continuos cambios, por las nuevas tecnologías y productos, por la incesante aparición de startups y por el culto al emprendedor...
Pero esta economía digital es también ferozmente darwiniana, una economía donde las empresas, incluso las de éxito, desaparecen en poco tiempo, donde nadie tiene garantizada su supervivencia en el medio plazo, casi ni en el corto...
¿Nadie? ¿Nada?
Bueno, es posible que algo quede, que algo sea más estable. Si no fuera así pudiéramos encontrarnos sin una base sobre la que sustentar el progreso, la economía e incluso la sociedad.
Aunque las empresas puedan desaparecer, las personas que las constituían, se redistribuyen, con alguna baja ciertamente, en nuevas empresas u organizaciones Y de esta forma, las ideas y el conocimiento, que al fin y al cabo es en lo que se asienta el progreso, no se pierden...solo se redistribuye.
Algo así es lo que nos dice Geoffrey Moore en el prefacio a la edición revisada de su afamado libro 'Crossing the chasm':
In high tech, the good news is that, although we lose our companies with alarming frequency, we keep the people along with the ideas, and so the industry as a whole goes forward vibrantly, even as the names on our paychecks slide into another seamlessly.
Aunque como individuos ese movimiento continuo de empresas nos asuste, aunque se tambaleen nuestras lógicas aspiraciones a la estabilidad profesional y económica, también debemos ser capaces de reconocer que esa redistribución de personas entre empresas es enriquecedora y fuente de oportunidades profesionales e incluso personales.
Eso sí, para ello debemos aportar a esa economía digital y la aportación, ya se ha dicho, viene del conocimiento y viene de las ideas...
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