Estamos acostumbrados a hablar de gestión del talento. De hecho, en la denominación de los otrora departamentos de recursos humanos, empiezan a aparecer hoy día, junto con otras denominaciones como la gestión de personas o el capital humano, las palabras 'gestión del talento'.
Ya hemos asumido que la gestión de personas, implica la capatación, desarrollo y mejor aplicación del talento.
Sin embargo, Salva López, en su libro 'ROCKvolución empresarial' echa en falta un parecido foco en lo que él denomina 'gestión del entusiamo'.
Así nos dice:
"En las empresas (especialmente si son grandes) suele hablarse de gestión del talento, pero a nadie se le ocurre hablar de gestión del entusiasmo."
La diferencia para el autor es
"El talento [] es solamente una capacidad, una habilidad. El entusiasmo es pura energía."
Este foco en el entusiasmo es una de las constantes del libro.
Podemos discutir si esa identificación del talento con una capacidad bastante estática se corresponde realmente con la concepción generalizada sobre talento o se trata de una simplificación. Igualmente, podemos discutir si el entusiasmo es algo diferente de la motivación, que sí suele formar parte de los objetivos habitualmente incluidos y desarrollados como parte de las habilidades del liderazgo y la dirección de personas.
Lo que sí que me parece escasamente discutible es esa necesidad de entusiasmo en las organizaciones, la importancia de la energía que el entusiasmo conlleva y el poder activador y potenciador que el entusiasmo supone para el talento.
Con ese nombre, o con otro, la gestión del entusiasmo es, sin duda, una capacidad a desarrollar en las organizaciones y en sus líderes.
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