En un apartado que me ha resultado particularmente interesante de su libro 'Las trampas del deseo', Dan Ariely nos habla de un tema al que daré continuidad en un siguiente artículo, la contraposición entre normas mercantiles y normas sociales, y la interesantísima diferencia de comportamiento que unas y otras generan en los seres humanos.
Justo al inicio de esa disertación, Ariely hace una afirmación alentadora:
"Hay numerosos ejemplos que muestran que las personas se esfuerzan más por una causa que por el dinero."
Las personas, nosotros, que exigiríamos en condiciones normales una remuneración económica y unos beneficios sociales por nuestro trabajo, estamos dispuestos, sin embargo, a brindar gratuitamente nuestro mejor esfuerzo y talento si es por una causa, por una buena causa.
Quedan motivos para la esperanza y el optimismo...
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