En el artículo anterior, titulado 'Metodología como antídoto para la sobrecarga y el estrés' comentábamos cómo uno de los motivos del estrés que tiende a dominarnos, es el asumir un exceso de compromisos y, sobre todo, no tener suficientemente controlado qué es lo que tenemos pendiente en cada momento. Y decíamos que la respuesta de David Allen a esa problemática era la metodología, en concreto, la metodología GTD (Getting Things Done).
No vamos a describir ahora la metodología GTD, pero sí quisiera resaltar los cinco principios básicos, los cinco pasos para el control, que Allen nos sugiere y que sirven de pilares para la metodología.
Esos pasos son:
- Recopilar: recoger todo aquello que nos llama la atención
- Procesar: tratar las cosas recogidas y decidir qué tenemos que hacer con ellas
- Organizar los resultados
- Evaluar las opciones disponible y elegir el curso de acción
- Actuar
A estos cinco pasos los agrupa David Allen como la "gestión horizontal". La gestión vertical, complementaria de esta, consiste, simplemente, en tratar 'cosas' a diferentes niveles de detalle, desde el día a día hasta nuestros planteamientos vitales.
Parece sencillo, ¿verdad?
Pues, en el fondo, GTD no es más que aplicar estos pasos de forma ordenada y rigurosa.
Si la recompensa es el control de la propia vida, el equilibrio y la productividad, parece que vale la pena intentarlo ¿no?
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