domingo, 10 de mayo de 2009

Paradojas en la humanización de la tecnología: VoIP y telepresencia

Leyendo a propósito de las diferentes tecnologías que ofrece Cisco, me llamó la atención hasta qué punto la tecnología intenta actualmente adaptarse al ser humano, su naturaleza y sus caprichos...y cómo a veces esa adaptación es sorprendente e, incluso, paradójica.

Estaba leyendo acerca de las soluciones de telepresencia y me admiraba del esfuerzo invertido por los proveedores de tecnología, y los increíbles logros obtenidos, orientados a que la experiencia de reuniones a distancia fuese más humana, más cercana a la sensacón de una reunión cara a cara. Ya no nos basta, por supuesto, con una audioconferencia, ni siquiera apoyada por soluciones de trabajo en grupo. Tampoco parecen bastar las soluciones de videoconferencia. La necesidad de hacer más humanas, más próximas a nuestra experiencia natural estas reuniones remotas, ha conducido al desarrollo de las soluciones de telepresencia que, mezclando la tecnología adecuada de pantallas, micrófonos y altavoces, el adecuado ancho de banda y los protocolos necesarios, consiguen una niveles sorprendentes de 'realidad'. Y me parecía admirable y, a la vez, lógico.

Y luego recordé un capítulo anterior en que, a propósito de la voz sobre IP, se mencionaba el concepto denominado "ruido de confort" (Comfort noise), una curiosa técnica que 'corrige' el efecto demasiado perfecto de la supresión de ruido conseguido por las técnicas de Voice Activity Detection (VAD). Resulta que, con objeto de ahorrar ancho de banda y mejorar la calidad del sonido, estas técnicas VAD eliminan ruido de fondo...un ruido de fondo al que, al parecer, los humanos estamos acostumbrados y que echamos de menos. Sin él, no sabemos muy bien si nuestro interlocutor remoto sigue en comunicación o no, y ésto produce sensaciones incómodas. ¿ La solución ? Inyectar ruido artificial...ruido de confort. Y no sé si ese ruido de fondo es tan natural en la comunicación humana o es que, despues de décadas de uso del teléfono analógico, el humano se ha acostumbrado a esta tecnología concreta (incluso a una cierta deficiencia de la misma como es el ruido de fondo). Las generaciones actuales hemos nacido y vivido dando por supuesta la existencia del teléfono, sintiéndolo parte de nuestra experiencia diaria, humanizándolo...al teléfono y a su ruido. Y ahora exigimos a las nuevas tecnologías de comunicación de voz que no nos eliminen ese ruido que, a base de costumbre, se ha convertido en humano. Necesitamos ruido y, por si no queda clara su utilidad, lo hemos bautizado como 'ruido de confort'.

¡ Qué cosas !

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