Valoro mucho el conocimiento y admiro la inteligencia.
El primero, el conocimiento, depende muchísimo de nosotros mismos, del esfuerzo que hayamos puesto cuando fuimos estudiantes en asimilar datos y adquirir habilidades. Y, mucho más importante aún, del empeño y dedicación que hayamos puesto en seguirnos formando cuando ya no somos esos estudiantes. O, si se prefiere, mejor aún, el empeño en no dejar de ser nunca un estudiante.
La inteligencia, sin entrar en teorías profundas, creo que tiene una parte innata y otra que se desarrolla pero, en cualquier caso, al menos parcialmente, sigue estando en nuestra mano el potenciarla.
Son virtudes, conocimiento e inteligencia, que creo nos potencian como personas y ciudadanos, que proporcionan íntimas satisfacciones al tiempo que nos preparan para afrontar retos y problemáticas de toda índole.
Y por eso vale la pena dedicarles esfuerzo.
En el ámbito específicamente laboral, y a pesar del indudable peso que tienen otros factores como el liderazgo, la capacidad de relación, la empatía y otras cualidades 'soft', no se puede negar la utilidad que el conocimiento y la inteligencia nos prestan para hacernos valiosos y para progresar.
Mucho se está hablando, normalmente, creo, de forma superficial y tópica, del impacto que la robotización y la inteligencia artificial tendrán en el empleo. Soy de los que tiende al optimismo, porque, aunque con disfunciones puntuales y también, preciso es reconocerlo, con algunos colectivos perjudicados, la tecnología siempre ha impulsado hacia adelante a la humanidad no sólo en lo meramente técnico sino también en el bienestar material y social.
Pero eso no obsta para que en la definición y aplicación de los nuevos puestos de trabajo vayamos a ver, estamos viendo ya, un indudable impacto de lo tecnológico. Y para salir 'bien librados' en este nuevo entorno tenemos dos armas conocidas: el conocimiento y la inteligencia.
El conocimiento para ser capaces de entender y aplicar las nuevas tecnologías y sacarles el mayor partido. Un conocimiento que no se va a adquirir por un esfuerzo puntual sino que implica aprendizaje continuo.
E inteligencia porque aunque las máquinas se hagan progresivamente más inteligentes, el desarrollo de nuestra propia inteligencia nos hará más valiosos y diferenciales y, además, nos ayudará también a ser capaces de reconocer situaciones y adaptarnos a ellas.
No esperaba un canto a la inteligencia en un libro técnico pero, precisamente, leyendo 'Crisper learning for UiPath' de Vaibhav Jain, un libro muy orientado a desarrolladores en el ámbito de RPA (Robotic Process Automation) y centrado en una solución específica, UiPath,, me he encontrado en sus primeras líneas con esta afirmación:
With progression of information technology in today's era, the ask from professionals is to work smarter, not just harder.
No estoy seguro, quisiera pensar que si, de si realmente a los profesionales del futuro se les permitirá trabajar menos duro, pero de lo que me cabe poca duda es de que para tener émpleabilidad y éxito, será muy importante trabajar de forma más inteligente.
Y, al menos en lo que a mi respecta, si la llegada de los robots y la inteligencia artificial, supone una exigencia de conocimiento y una llamada a la inteligencia, bienvenida sea...
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