En las teorías modernas de la innovación como, típicamente, lean startup, se insiste mucho en experimentar, en intentar productos o innovaciones pero poniéndolas a prueba cuanto antes, aprendiendo, comprobando hipótesis y cambiando al estrategia si es necesario.
Tendiendo claro que es preciso experimentar, ¿qué directrices deberíamos aplicar para gestionar de forma adecuada esa experimentación?
En su libro 'The digital transformation playbook', David L. Rogers nos propone siete principios para la experimentación, que me permito generalizar para considerarlos también como principios para la innovación:
- Aprende temprano: empieza a experimentar desde el inicio mismo de tu innovación buscando el aprender cuanto antes.
- Sé rápido e itera: de nuevo, con el objetivo de aprender. Experimenta rápido, aprende rápido y repite.
- Enamórate de los problemas, no de las soluciones: es importante no caer en la tentación de enamorarse de un producto, propuesta o solución del algún tipo porque esa solución o producto puede no ser el adecuado o lo que los clientes desean y sin embargo corremos el riesgo de quedarnos anclados a esa solución. Es más importante enamorarse del problema a resolver e intentar formas diferentes de resolverlo hasta encontrar la adecuada. De esta forma, estaremos más cerca de las necesidades de los clientes y además nos impulsará a probar más opciones.
- Obtén un feedback creíble: para ello es mejor elegir clientes reales o al menos clientes potenciales reales que a otros colegas u otras personas cercanas.
- Mide lo que está ocurriendo ahora: Es fundamental medir y, a la hora de medir, es mejor no inundarse de métricas sino medir unos pocos indicadores principales y los que mejor explican lo que nos está sucediendo ahora mismo.
- Prueba tus suposiciones: Muchas veces, las innovaciones o los productos que lanzamos al mercado asumen máso menos conscientemente ciertas cosas sobre los clientes, los mercados, etc, Es importante comprobar esas suposiciones y si se producen en la realidad.
- Fracasa de forma inteligente: cuando se produzcan fracasos, que se producirán, es importante que éstos sean inteligentes, es decir, fracasos que se produzcan de forma rápida y barata y que permitan obtener un aprendizaje que podamos aplicar a los siguientes pasos.
Unas propuestas que van muy en línea de la filosofía Lean Startup. No creo que esa cercanía sea casualidad...
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