miércoles, 30 de noviembre de 2016

¿Qué es una 'cosa' en Internet de las ídem?

Internet de las Cosas... sí, pero ¿qué cosas?

La verdad es que esas 'cosas' que se incluyen en Internet de las Cosas son, en realidad, un abanico muy amplio, hasta el punto de que también se habla de 'Internet of Everything', es decir, algo así como el Internet de cualquier cosa, o de todo...

Buscando, no obstante, clarificar un poco el concepto, con una intención a un tiempo pedagógica y conceptual, acudo a la misma fuente que en el artículo anterior, es decir, el libro 'Internet of Things. Principles and Paradigms' editado por Rajkumat Vuyya y Amir Vahid Dastjerdi, y me encuentro:

Although it seems that every object capable of connecting to the Internet will fall into de "Things" category, this notation is used to encompass a more generic set of entities, including smart devices, sensors, human beings, and any other object that is aware of its context and is able to communicate with other entities, making it accesible at any time, anywhere.

Veamos algunos elementos de esta precisión:

  • Capacidad de comunicación: no nos sorprende, al fin y al cabo hablamos de Internet...pero ahí queda el apunte

  • seres humanos: ¿y esto? ¿resulta sorprendente? En el fondo, actualmente los seres humanos se integran en Internet de las cosas a través de 'wearables' que no dejan de ser sensores inteligentes sobre personas. Probablemente podríamos considerar a los seres humanos integrados en Internet de las cosas también por el mero hecho de ser usuarios de Internet, sensores y wearables aparte...

  • Conciencia del entorno: de alguna forma, entiendo, reclama una cierta 'inteligencia' en esas cosas, un saber de alguna forma 'quiénes' son, 'dónde se encuentran' y tener algún tipo de iniciativa (por ejemplo, envío de medidas). Lo cierto es que los sensores más básicos son sólo aproximadamente inteligentes, pero sí es cierto que es esperable un crecimiento de la inteligencia de los elementos conectados y esa cierta autoconciencia que reclaman los autores.

  • Accesibilidad en cualquier momento y lugar: no sé si este factor es tan relevante, aunque en el mundo Internet cada vez más nos movemos en el 'always on'. En cualquier caso, lo consideremos requerido o no, sí es dominante creo esa disponibilidad.



Al final, una 'cosa' no deja de ser un dispositivo con una cierta inteligencia y capacidad de comunicación, teniendo en cuenta que esos dispositivos, muchas veces actúan como una suerte de 'proxy', de representación de otras cosas a las que miden y sobre las que actúan, como es el caso de cuando un wearable representa a un ser humano.

Un sensor de temperatura o humedad con capacidad de comunicarse es una cosa, un frigorífico conectado es una cosa, un coche conectado es una cosa, una persona conectada..., sí, también es una cosa...

¿Queda más claro?

Si no es así, futuros artículos espero que permitan entenderlo mejor...

lunes, 28 de noviembre de 2016

Casi una definición de Internet de las Cosas



No es fácil del todo definir lo que es Internet de las Cosas

Y no lo es porque, en realidad, Internet de las Cosas agrupa y hace interaccionar diferentes tecnologías (dispositivos, movilidad, comunicaciones, cloud computing, Big Data, etc...) para producir una conjunto amplio y creciente de soluciones para todo tipo de sectores.

Me encuentro leyendo 'Internet of Things. Principles and Paradigms', un conjunto de capítulos/artículos de diversos autores y editado por Rajkumar Buyya y Amir Vahid Dastjerdi. Al principio los autores nos dan algo parecido a una definición:

IoT as an emerging paradigm supports integration, transfer, and analytics of data generated by smart devices (eg. sensors). IoT envisions a new world of connected devices and humans...

Aunque no es exactamente una definición (los autores no lo pretenden) sí incluye muchos elementos característicos de Internet de las Cosas:

  • Se trata de un paradigma, más que de una tecnología específica

  • Su punto de partida son dispositivos inteligentes (smart devices)

  • Conecta cosas y humanos

  • Proporciona analítica y explotación de los datos generados

Quizá sólo echo en falta, de forma importante, el que se ve a los dispositivos como meros generadores de datos cuando también son actuadores, elementos activos capaces de realizar acciones. De forma menos relevante, podría echar en falta alguna mención a los servicios y soluciones que se incluyen y a la inteligencia que los coordina.

De todas formas, una idea sí que nos hacemos.

Un poco más abajo, los mismos autores nos dan una observación complementaria:

In majority of the IoT domains such as infrastructure management and healthcare, the major role of IoT is the delivery of highly complex knowledge-based and action-oriented applications in real time.

Esta observación sí cubre las carencias que identificaba más arriba: la mención a soluciones, la actuación y, además, añade el factor tiempo real.


No sé si para un lector que no tenga ningún concepto previo de Internet de las Cosas, ésto es suficiente, pero fusionando ambos párrafos tenemos una buena compilación de las características más importantes de este paradigma.

Seguiremos hablando de él.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Nuestra mayor esperanza



La tecnología a veces nos ilusiona. La vemos como un motor de innovación, de transformación y de progreso.

Pero la tecnología, en otras ocasiones, nos asusta. Nos inquieta a dónde nos puede llevar, nos aterra pensar que en un futuro no tan lejano las máquinas sean más inteligentes que los humanos y que se atrevan a tomar el control.

Y el casi sorprendente renacer de la inteligencia artificial, la consagración del Deep learning, el auge de la robótica o la emergencia del Big Data e Internet de las Cosas parecen confirmar tanto esperanzas como temores.

Comienza a resultar creíble ese eventual 'surpaso' de la humanidad por las máquinas, el advenimiento de la singularidad que predijo Ray Kurzweil.

¿Son los temores fundados? ¿Cómo luchar ante eso? ¿Debemos intentar frenar el progreso? ¿Podemos, siquiera? 

No parece que haya una respuesta clara, ni siquiera una unanimidad en cuanto a la posibilidad de la singularidad o si, en efecto, es peligrosa para la raza humana. Y mucho menos parece estar claro cómo comportarnos ante el avance tecnológico y si temerlo o no.

Al final de su libro 'The Seventh Sense', Joshua Cooper Ramo nos explica, cuál es, para él, la receta, cuál es la esperanza de la humanidad en la carrera contra las máquinas:

Our greatest hope in the race against the totalizing machines and those who control them, our finest insurance for liberty and prosperity instead of madness, is not technology. Our greatest weapon will not be our bombers, our drones, or our financial strenght. It will be our own humanity.

La humanizad, su misma humanidad es la receta de nuestra especie.

Es esperanzador...aunque poco clarificador.

Muchas preguntas me surgen al respecto pero, quizá la primera, la fundamental, tal vez la más desasosegante es: ¿sabemos qué es realmente la humanidad?

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Caridad sostenible: en pos de un emprendimiento social transformador

Es una idea que me ronda por la cabeza desde hace meses, puede que incluso uno o dos años: la caridad sostenible. Así se me ha ocurrido llamarla.

Aunque, realmente, no es exactamente eso, no es exactamente caridad. Quizá fuese mejor denominarla con un término que no me he inventado yo: negocio social. Pero como fuere que no estoy seguro de estar hablando de lo mismo, mantengo por el momento 'mi' término: caridad sostenible.

Básicamente, la caridad sostenible se fundamenta en estas dos ideas que creo fáciles de entender:

  • La acción social o caritativa se debe dirigir con técnicas de gestión empresarial, teniendo en cuenta la eficacia, la eficiencia e, incluso, los beneficios, ya se reinviertan éstos de nuevo en la acción social o se devuelvan a posibles accionistas en forma de dividendo.

  • El dinero y recursos dedicados a esta acción deben estar más orientados hacia el CAPEX (inversión) que hacia el OPEX (gasto) o, lo que en el fondo ésto quiere decir, menos medidas paliativas y más acción transformadora.

Problemas políticos y culturales aparte, creo que una caridad realmente eficaz, una que realmente aspire a cambiar el mundo para mejor y que pretenda que esa nueva realidad más justa y humana se mantenga en el tiempo, debe seguir criterios económicos, por más frío y casi contradictorio que ésto pueda parecer.

De lo contrario, nos encontramos ante un sumidero sin fin de recursos sin resultados realmente reseñables... y eso, simplemente, no se pude sostener...

De momento es un esbozo de idea, mucho más fácil, evidentemente, de definir que de llevar a cabo... pero creo que 'no hay otra'.

Hace unos meses, me preparé una pequeña presentación que intentaba definir un poco la idea. Realmente, y a fuer de sinceros, lo hice como ejercicio...para una clase de Inglés...pero la idea estaba bien explicada, creo. Reproduzco abajo esa presentación:



La presentación no es del todo autoexplicativa pero, tras la introducción hecha más arriba, dejo a la imaginación del lector imaginar el discurso que hay detrás.

Lo que me ha llamado la atención y me ha animado a escribir este post ha sido contemplar hace un par de días la TED Talk que a cargo del gran Michael Porter, el gurú de la estrategia, el inventor de las estrategias competitivas fundamentales, el modelo de las cinco fuerzas o la cadena de valor nos habla, no exactamente de lo mismo...pero sí bastante parecido: de la necesidad y la posibilidad de que las empresas, los negocios, generen beneficio a partir del negocio social.

Esta es la TED Talk a que me refiero en que Porter aboga por dejar que las empresas resuelvan los problemas sociales:



Y, aunque es cierto que Porter no me parece demasiado claro en su propuesta, no dejo de decirme que si nada menos que Michael Porter ha pensado algo parecido a mi idea de caridad sostenible, ésta no no debe ser una ocurrencia tan disparatada y que si, además, tampoco él se explica con demasiada claridad a la hora de definir cómo se lleva a cabo, debe ser que, aunque la idea es prometedora, precisa aún de desarrollo...

Desde luego, si la idea es factible, pocas cosas hay que merezcan más la pena...

lunes, 21 de noviembre de 2016

#macrotweet: ¿Qué quiere decir imposible?

It seems to me that historically 'impossible' has essentially always meant 'I can't figure out how to do it right now.'





Michael Vassari
Citado por Joshua Cooper Ramo en 'The seventh sense'

viernes, 18 de noviembre de 2016

El triángulo imposible del sistema perfecto

Bueno, bonito y barato, reza el ideal de cualquier producto visto desde el lado del consumidor.

Joshua Cooper Ramo, en su libro 'The seventh sense' parece insinuar que hay tres atributos que hacen de un sistema de ordenadores interconectados, el sistema ideal: que sea abierto, que sea rápido y que sea seguro.

Sin embargo, no se hace ilusiones y afirma: 

Systems can be fast, open or secure, but only two of these three at a time.

Es decir, que ese triangulo del sistema perfecto es inalcanzable. No ofrece evidencias de ello, pero sí un razonamiento sencillo. 

Podemos proteger un sistema haciéndolo cerrado. El sistema podría ser además rápido, pero lo que no sería es, evidentemente, abierto.

Si lo abrimos, puede seguir siendo rápido y ya es abierto...pero se generan riesgos de seguridad.

Ahora podemos invertir en seguridad, proteger el sistema, por ejemplo, filtrando y analizando los paquetes que circulan...pero eso ralentiza la ejecución, es decir, el sistema ya no es rápido.

Quizá el razonamiento sea algo simplista, pero concuerda bastante con la intuición, con el hecho conocido de que si se invierte mucho en un atributo, ésto suele ir en detrimento de otro.

Por eso la estrategia es importante, las elecciones son importantes... y el diseño también...

miércoles, 16 de noviembre de 2016

El poder en las redes



Cuando se inició el mundo 2.0, cuando eclosionaron Internet y los medios sociales, pensamos que las redes desplazaban el poder hacia la periferia, hacia el usuario.

Era más que tecnología, era una transformación cultural y social. Era un cambio, económico y casi, casi, político. Algo así como una democracia tecnológica.

Y algo de eso hay, no cabe duda. Los ciudadanos normales, sólo con un mínimo de medios y poder adquisitivo aderezado con un mínimo de habilidades digitales, podemos participar en la conversación, podemos opinar, podemos darnos a conocer, podemos producir sin intermediarios bienes como libros, vídeos o música. Podemos incluso organizar movimientos vía twitter u otras redes sociales.  

Sí, en cierto modo, el poder se ha desplazado hacia la periferia, hacia las personas, hacia los ciudadanos.

¿Si?

Si, pero... mucho pero...

También se observa claramente que en este mundo globalizado y digital se produce una concentración. Una concentración tecnológica y empresarial, pero una concentración que también es una acumulación de poder.

Pensemos en la posición de un Google, un Facebook o un Amazon. No sé cuántos monopolios del pasado gozaron de una posición tan sólida y dominante como la de estas compañías.


Existe una dualidad, una ambivalencia.

Así nos lo señala Joshua Cooper Ramo en su libro 'The seventh sense' donde nos dice:

In connected systems, power is defined by both profound concentration and by massive distribution.

En cierto sentido es una polarización topológica del poder en las redes. El poder se desplaza tanto hacia el centro (las grandes empresas o administraciones) como hacia la periferia (los ciudadanos) y pierden poder, incluso desaparecen las organizaciones intermedias.

¿Es esta una situación equilibrada? ¿Beneficiosa?

¿Sale ganando el progreso? ¿Salen ganando las naciones? ¿Las sociedades?

¿Y qué hay del ciudadano?


lunes, 14 de noviembre de 2016

Calma para afrontar el cambio acelerado

El mundo en constante transformación en que vivimos, los cambios perpetuos y una cierta sensación de aceleración nos llevan a intentar actuar rápidamente, a dar una respuesta, a ser ejecutivos...

Esa forma rápida de responder nos produce la sensación de estar, de alguna forma, 'a la altura' de los tiempos, de ser profesionales o personas modernas, activas, resolutivas...

Y es cierto que se suelen necesitar respuestas rápidas, pero sólo en lo superficial y en lo inmediato. Si queremos desarrollar una nueva estrategia, una nueva cultura, una nueva forma de actuar, si queremos realmente hacer cambios profundos y duraderos, esa actuación rápida deja de ser una opción ajustada, proporcional, para convertirse en mera precipitación, en reacción superficial y puede que incluso errónea.

Los cambios profundos precisan de dirección, análisis, reflexión... y, paradójicamente, de una cierta calma. Una calma que favorece esa reflexión profunda, ese análisis, esa perspectiva y racionalidad.   

En el primer capítulo de su libro 'The seventh sense' Joshua Cooper Ramo nos habla de Nan Huai-Chin, renombrado profesor espiritual budista, quien decía: 

The trainning of an instinct, of a truly fresh way of looking at the world, demands a kind of calm.

El maestro Nan Huai-Chin
Parece contradictorio, pero no creo que lo sea. 

Una respuesta rápida sin reflexión se convierte en precipitación. Es preciso el pensamiento y análisis equilibrado, o la conversación e intercambio, para solidificar una nueva estrategia, un nuevo enfoque, un nuevo instinto. Y ese pensamiento impone como condición 'sine qua non' la calma.

Esa calma, esa reflexión, no implican lentitud. La respuesta no será inmediata, claro, pero tampoco tiene por qué extenderse mucho en el tiempo. No es parálisis, sino pensamiento en acción.

Y, a cambio, los resultados serán mucho más seguros, menos sujetos a errores y cambios. Nos harán, en el fondo, avanzar más rápidamente.

Nos lo ha dicho un maestro budista, pero no hace falta irse tan lejos. También lo encontramos en nuestro refranero: 

'Vísteme despacio, que tengo prisa'

Amén.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Instinto de vigilancia



Ya hemos todos interiorizado, creo, que vivimos en un mundo en constante cambio, unos cambios que, quizá, vienen impulsados desde la tecnología, la famosa Transformación Digital, pero que van muchísimo más allá y que se convierten en cambios en la economía, en la cultura, en las actitudes, en la sociedad.

Un mundo donde, como se suele decir, 'lo único permanente es el cambio'.

¿Cómo afrontarlo? ¿Cómo acostumbrarnos?

Probablemente, 'acostumbrarse' es la palabra inadecuada, peor aún, la actitud inadecuada.

Podemos convivir, pero no acostumbrarnos.

Precisamente, para afrontar el cambio permanente, se necesita una actitud de vigilancia, de detección y comprensión de los cambios y de adaptación a ellos.

En todo los órdenes: económico, social, personal, relacional... 

Esa actitud, ese instinto de vigilancia, es en parte constitutivo de la persona pero, como toda habilidad, también se puede entrenar y desarrollar.

Joshua Cooper Ramo, en su libro 'The seventh sense', apuesta por una educación que no se centre tanto en los hechos, más o menos inmutables, sino en el desarrollo de ese instinto de vigilancia.

Nos dice:

A world of ceaseless change means that a useful education involves not merely the mastery of facts, as it might at Western University, bus also the training of a vigilant instinct.

Vivir en esa permanente vigilancia, en ese permanente aprendizaje y adaptación, es más difícil, es más esforzado, es más cansado, pero probablemente también infinitamente más interesante y motivador y, en último término, constituye un importante factor de realización personal.


miércoles, 9 de noviembre de 2016

El deseo de actuar

Aspiramos al significado, al sentido.

Quizá porque vivimos en una sociedad que, con sus matices, es una sociedad de bienestar, nos situamos en la parte alta de la archiconocida pirámide de Maslow y lo que buscamos es realización, propósito... que nuestra actividad, nuestro trabajo, nuestra vida, tengan un sentido, un significado.

Y como motivación y aspiración es buena...pero no basta.

Ese significado, como todo lo valioso, es algo por lo que hay que luchar. No es mera contemplación, sino una llamada a la acción... y una consecuencia de ella.

En esta línea se encuentra la afirmación del almirante Hyman Rickover citado por Joshua Cooper Ramo en su libro 'The seventh sense':

To find a purpose in life one must be willing to act

Deseo de actuar.

El deseo de significado implica deseo de actuar.

Implica voluntad, implica movimiento, implica transformación, implica acción,..

¿A qué esperamos, pues?

lunes, 7 de noviembre de 2016

Elijo todo. Una reflexión sobre orgullo, pertenencia y transformación



'Elegimos todo' es el lema del programa de transformación de compañía de Telefónica. Y este lema, o su versión en primera persona, 'Elijo Todo', remata una campaña de comunicación institucional que, espero, tendrá un punto culminante hoy Lunes 7 de Noviembre, el día en que se publica este artículo, el día en que voy a participar, libremente, en una iniciativa corporativa de apoyo a esa campaña.

No oculto que trabajo en Telefónica desde hace ya muchos años, pero tampoco oculto que este es un blog personal, al margen de cualquier influencia o línea corporativa, de cuyos contenidos sólo yo soy autor y responsable.

Así que, si hoy voy a dedicar alguna reflexión a algo de mi compañía es porque deseo hacerlo así. Es porque, como reza el lema, 'elijo' hacerlo así.

Pero no voy a hablar de la campaña propiamente dicha, sino de las reflexiones que me sugiere, de los sentimientos que me inspira. 

'Elegimos todo' es un lema  llamativo. Por un lado, parece tener un carácter estratégico. De hecho, fue presentado acompañando un programa estratégico. Y 'elegir' tiene que ver mucho con la estrategia: elegir mercados, elegir productos, elegir socios... eso es, en el fondo, estrategia. Sin embargo, acompañarlo de 'todo', decir 'Elijo todo', cambia el juego. Y se convierte, más allá de la estrategia, en una declaración de ambición, de desafío, de confianza... y de emoción...

Y me encanta.

Cuando vi el spot de la campaña, y que encabeza este artículo, me emocionó. Como hace muchos años, en los albores de la liberalización del sector de las telecomunicaciones, me emocionó el spot 'Bienvenidos al futuro'.

Me emociona, aparte de su evidente plasticidad y belleza, porque habla de lo que más me atrae, del mundo digital, y de cómo transforma los negocios y la sociedad. Habla de aquello a lo que, de una forma u otra, he dedicado tantas y tantas horas a lo largo de los años. Y me emociona porque posiciona todo eso, y a mi compañía, en un papel a un tiempo líder y cercana, en un plano corporativo y personal simultáneamente.

Y me alegro de que sea así.

Me alegro de que  me emocionen cosas que hace la compañía en que trabajo. Me alegro de sentir orgullo, orgullo de los logros y orgullo de pertenencia. Un orgullo que no es inocente. No es ignorancia. No es soslayar el conocimiento cierto de que también hay errores, limitaciones y defectos.

En el fondo, creo, esa emoción es una elección.

En esta vida, podemos quejarnos de nuestras empresas, nuestras administraciones, nuestra comunidad, nuestra ciudad, nuestra nación o nuestra familia. O podemos estar orgullosos de lo que de bueno tienen y luchar por mejorar el resto.

Podemos sentirnos ajenos, o sentir que formamos parte de todo ello.

Podemos lamentarnos de los errores, o estar orgullosos de los éxitos.

Podemos lamernos las heridas o luchar para mejorar, para innovar, para transformar.

Son elecciones.

Así que, este artículo, en el fondo, no es también más que una elección.

Elijo...

Elijo hablar de mi compañía.

Elijo apoyar su campaña.

Elijo pertenencia.

Elijo innovación.

Elijo transformación.

Elijo orgullo.

Elijo todo...

viernes, 4 de noviembre de 2016

El eBook sobre wearables del Centro de Innovación del BBVA

Aunque en formato eBook, realmente esta obra no es un verdadero libro sino más bien, algo parecido a un informe o un 'white paper'.

Sin un tratamiento realmente sistemático, se nos presentan algunas ideas, yo diría que algo dispersas, sobre lo que son los wearables, su implantación y posibilidades.

La obra se divide en cinco secciones, no me atrevo a llamarlas capítulos, que son:
  • 'Much more than just work gadgets': unas breves consideraciones de carácter general, al parecer basadas en una encuesta.

  • 'Millenials potential customers': unas breves reflexiones y datos sobre la adopción de los wearables por los llamados milenials.

  • 'The first steps for wearable devices in banking': una breve exploración sobre su aplicabilidad en el caso de la banca

  • 'Infographic: The rising value of wearables': simplemente, una infografía con la propensión al uso de tres tipos de wearables (smart watch, fitness bands y smart glasses) según quién los page (si la persona o su empresa).

  • 'Case studies: Comparison to chronic patient': una pequeña panorámica de su aplicación en salud y, en concreto, en enfermos crónicos.
Como se deduce de la dicho sobre el contenido, no se trata de una verdadera descripción de la tecnología ni de sus usos, sino sólo ideas generales enfocadas en algunos puntos específicos. Aunque nos encontramos ante una obra, evidentemente, intencionadamente breve, sin grandes pretensiones y de carácter eminentemente divulgativo, me ha decepcionado un tanto esa falta de sistemática en los contenidos, ese tratamiento tan deslavazado.

Eso si, no deja de tratarse de un ebook gratuito y de una lectura muy, muy rápida, así que quizá no sea justo juzgarlo con un alto nivel de exigencia y, simplemente, aprovechar lo que de valor aporta.

Centro de Innovación del BBVA


Centro de Innovación del BBVA en Madrid
El Centro de Innovación de BBVA representa un papel fundamental en la transformación digital que está afrontando el Grupo BBVA. Con un modelo abierto y colaborativo fomenta la interacción con el ecosistema de innovación, especialmente con los emprendedores, startups y desarrolladores. El contacto con las nuevas ideas y el talento es la fuente de la que se nutre BBVA para seguir avanzando ante los retos que se presentan en la industria financiera. Para ello, BBVA está abriendo Centros de Innovación en todo el mundo con la intención de crear una gran red de conocimiento.

Puedes saber más sobre esta institución visitando su sirio web en http://www.centrodeinnovacionbbva.com/ o siguiéndolo en Twitter donde se identifica como @CIBBVA.

Ficha técnica:

EDITORIAL: Autoeditado
AÑO: 2016
ISBN:  N/A
PAGINAS: 24

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jueves, 3 de noviembre de 2016

En Pulse: El primer paso. Agilidad y planificación en tiempos de incertidumbre



La transformación comienza por un primer paso. Las iniciativas comienzan por un primer paso. Los proyectos comienzan por un primer paso.

Un primer paso que en ocasiones no nos atrevemos a dar. Un primer paso al que, en otras ocasiones, nos lanzamos con excesiva ligereza.

Hace décadas no existían mecanismos formales de planificación.

Luego, en 1958, llegó el proyecto Polaris y se desarrollaron técnicas como el PERT, el Critical Path Method, o el Diagrama de Gantt. Y nació la dirección de proyectos, y nos acostumbramos a planificar cuidadosamente los pasos que debíamos dar. No solo eso, incluso nos acostumbramos, algo más tarde, a hacer planes estratégicos y de marketing. Nos acostumbramos a que las actividades respondían a un plan.

Y aquello era bueno.

Luego el mundo, la tecnología y la gestión, comenzaron a acelerarse y a hacerse menos predecibles, el mundo se nos volvió VUCA (Volatile, Uncertain, Complex, Ambiguous) y más elusivo, más confuso, menos aprehensible por planes que nos marcasen nuestra actuación de principio a fin.

Y como respuesta, surgieron metodologías más laxas, más iterativas, de pasos más cortos y ajustes conforme a los resultados obtenidos. Así, la ingeniería de software pasó del modelo en cascada al agile, donde el software se va definiendo, construyendo, probando y desplegando en iteraciones cortas, en sprints. Y el marketing de producto y el lanzamiento de empresas, se nos volvió Lean, Lean startup para ser más exactos. Y empezamos a pensar que mejor que conseguir y lanzar al mercado un producto magníficamente definido y pulido en todos sus detalles, era preferible lanzar el famoso producto mínimo viable… y ver qué pasaba… y reaccionar según los resultados.

Nos hemos acostumbrado a planificar menos y reaccionar más. A ser más rápidos pero menos rigurosos y predecibles.

Y esto también es bueno…

¿Si? ¿También es bueno?

Hasta cierto punto. Sólo hasta cierto punto.

Si, si ello no supone una renuncia a unos objetivos y una estrategia claros. Si, si ello no supone un abandono gratuito de la planificación cuando ésta es posible y en el modo en que es posible. Si, si ello no supone un mera rendición ante la dificultad inherente al acto de estimar y planificar. Si, si ello no supone una concesión a la improvisación, por desidia, por falta de conocimiento, o por falta de rigor.

Cuando se habla de innovación y creatividad se nos anima siempre a dar un primer paso. A identificar una acción concreta, tangible y alcanzable que nos haga avanzar hacia el objetivo. Y es un buen consejo. Pero no hay que olvidar que a un primer paso debe seguir otro, y luego otro, y otro…si es que realmente queremos conseguir un resultado valioso. Y es que, en el fondo, necesitamos tener algo parecido a un plan, aunque quizá no alcance la complejidad de un PERT, o aunque sea entendido como una mera sucesión de pasos que conducen al fin pretendido. En caso contrario, en ausencia de plan, nuestros pasos pueden no conducir a ninguna parte, o pueden desplazarnos en círculos o, simplemente, nos podemos cansar de caminar sin llegar a ningún lugar.

¿Cómo conciliar todo esto? ¿Cómo conseguir el rigor de una planificación sin caer en la rigidez y la burocracia? ¿Cómo planificar y al tiempo ser ágiles y con capacidad de reacción?

Creo que hay dos claves: por un lado tener claro el objetivo y la estrategia básica. Por otro lado, ajustarse siempre a un tipo de planificación que voy a bautizar como multinivel, aunque ya se verá que no es en sí misma un concepto original.

En primer lugar el objetivo y la estrategia. A lo que creo que nunca podemos renunciar, por mucha incertidumbre que haya en nuestro entorno, por muchas dudas que tengamos en una gran variedad de aspectos, es a tener claro cuál es nuestro objetivo, qué queremos conseguir con un proyecto, un producto, una innovación. Si no es así, si no tenemos claro nuestro objetivo, ya sabemos cuál debe ser nuestro primer paso: definir ese objetivo. Formulémoslo, escribámoslo y que sea claro, entendible, inequívoco…. y, si es posible, inspirador… y medible…

La planificación multinivel se refiere adoptar diferentes grados de detalle en la planificación. Cuando estamos empezando un proyecto o transformación complejos, probablemente no podemos ni debemos aspirar a una planificación detallada en todos sus aspectos. No tendría sentido, no sabemos lo suficiente. Y la realidad, o el mercado, o los primeros resultados, nos pueden obligar a cambiar algo el rumbo. Entonces debemos hacer una planificación de muy alto nivel, sólo las grandes fases y, eso sí, intentar planificar en más detalle la primera fase, las primeras acciones. Eso lo que en dirección de proyectos se denomina “rolling wave planning”. A medida que tenemos más claras las cosas, hacemos una planificación más detallada y, si tiene sentido, de más largo plazo.

El uso inteligente de un objetivo y una planificación multinivel te permiten la agilidad y capacidad de reacción que exigen los nuevos tiempos y el rigor y solidez que hemos aprendido a lo largo de décadas de gestionar proyectos.

La unión de ambos factores conjuga la flexibilidad y rapidez, con el rigor y el control.

¿Te convence la idea?

¿Quieres empezar a usar esta forma de enfocar tus iniciativas, tus proyectos, tus aspiraciones?

Pues, simplemente atrévete. Selecciona tu próximo objetivo haz el plan.

Da el primer paso…

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Artículo publicado en Pulse el 2/11/2016
Pulse es el servicio de noticias personalizadas de la red social profesional LinkedIn

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Wearables y la 'cultura millennial'

Los wearables, esos nuevos dispositivos digitales (relojes inteligentes, pulseras inteligentes, gafas de realidad aumentada, etc) que nos acompañan, que nos miden y que, en cierto modo, nos conocen, no sólo son capaces de medir y contarnos características de nuestro cuerpo y nuestra fisiología es que, además, incorporan capacidades de comunicación y sociales en el sentido de publicar en social media aquello que han medido sobre nosotros.

Se trata de unos dispositivos que 'tienden al cotilleo', a publicar sus datos en la red...

Pero, evidentemente, no es que los wearables sean así, sino que los hemos hecho así. Podrían conservar toda su capacidad de toma de datos de nuestros cuerpos y del entorno, y toda su capacidad de computación, pero que los resultados quedasen entre 'ellos y nosotros'.

Sin embargo, se publican nuestros datos, cuánto hemos corrido, en qué tiempo y, por qué no, con qué pulsaciones...

No se trata de un tema especialmente tecnológico. Hoy en día, disponer de equipos capaces de comunicarse con la red, no sorprende. Pero es que se trata, más bien, de un cambio cultural.

Hace ya un tiempo, cuando leí 'Generación Einstein', de Jeroen Bochsma, comencé a delinear mejor a esa generación que se ha dado en llamar 'millenials' y que, entre otras cosas se caracterizan, dicen, por ser mucho más sociables que las generaciones precedentes, por estar encantados  de interaccionar entre sí, y por compartir información con el mundo sin mucho pudor...

Y de ahí deriva esa especie de simbiosis entre los wearables y los millennials, esa atracción que éstos últimos sienten por los primeros.

En el pequeño libro informe del Centro de Innovación del BBVA sobre wearables, dentro de la serie sobre tendencias en innovación, podemos leer, en este sentido: 

In fact, 7 out of 10 say that they will buy a wearable device. And one of the main reasons why they are destined to become potential customers for these devices is that they are more inclined to share personal information, so their barrier to intimacy is much lower.

y remata
The interactions between wearable devices and social media profiles is one of the keys to their boom among the millennials, as it allows them to update their profile in real time.

No tengo claro si la tecnología está modelando a la generación millennial o a la inversa, pero por el camino que sea, hay una clara convergencia, por otro lado lógica, entre los valores culturales de los millennials, la primera generación nativa digital, y las nuevas tecnologías TIC...incluyendo los wearables...