A medida que el sector del software ha ido madurando, la profesión de informático, programador o ingeniero software ha perdido mucho de su antiguo prestigio y 'glamour', al menos en España.
En cierto sentido, es una profesión que se ha 'comoditizado', quizá no siempre de forma justa o con buen criterio.
La propia función de IT, aunque cada vez más importante en las empresas, con frecuencia tiene una consideración de secundaria, de apoyo al negocio... y culpable subsidiario de muchos de los problemas de éste.
Sin embargo, el mundo de los sistemas y del software creo que aún conserva algunos elementos que pueden llenar de orgullo y satisfacción a sus profesionales.
Uno de ellos, al que me quisiera referir en este artículo, es la enorme visión de negocio que se puede adquirir en el mundo de los sistemas, especialmente cuando hablamos de desarrollos a medida y cuando el profesional se mueve en el mundo de los requisitos o del análisis de negocio.
Este tipo de profesionales tiene el enorme privilegio de adquirir una gran visión global del negocio y la operativa de la empresa, la propia empresa si hablamos de un departamento interno, o de los clientes, si se trata de un integrador.
¿Por qué?
Porque para entender el negocio que deben modelar y automatizar se les abren las puertas de los principales protagonistas, se les explica el funcionamiento actual y el deseado, los procesos, los datos que se manejan, los indicadores, los informes e, incluso, si se adquiere confianza con los interlocutores, hasta los 'chascarrillos'. Pero, además, en el ejercicio de su labor, esta elicitación de conocimiento se extiende a vario actores, varios departamentos, varias funcionalidades. De esta forma, el analista, el ingeniero de software, el jefe de proyecto, adquieren un enorme, valiosísimo y casi diría privilegiado entendimiento del funcionamiento del negocio, un conocimiento que con frecuencia supera, al menos en amplitud y perspectiva, al de los propios usuarios o clientes.
No sé cuántos de los profesionales del sector del software reconocen este hecho, cuántos lo valoran, cuántos lo desarrollan y cuántos están dispuestos a, pasados unos años, aprovecharlo para dar un salto profesional hacia la consultoría, la gestión e incluso la dirección.Pero el privilegio y la oportunidad están ahí...
La labor del profesional del software puede que se haya comoditizado...pero aún guarda tesoros escondidos. Bien harían estos profesionales en ir buscando su propio plano del tesoro.
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