Afirma Richard Sennett en su libro "La corrosión del carácter":
"... las organizaciones suelen estar tan a menudo en un estado de flujo interno que es inútil intentar tomar decisiones racionales sobre el futuro personal basándose en la estructura actual de la empresa".
Dos objetivos, dos tendencias divergentes y, sin embargo, de plena actualidad.
Por un lado la dinámica de la innovación, la flexibilidad y el cambio continuo, exige profesionales con capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, que acepten los cambios, que aprendan, que se motiven en este entorno acelerado y cambiante.
Por otro, el propio interés del profesional, su desarrollo como tal e, incluso, si me apuran, la coherencia con su marca personal, exigen una dirección, una coherencia. No es resistencia al cambio...sino la necesidad de una línea argumental, una coherencia, una lógica en los cambios que permitan al profesional planificar de alguna forma su carrera y su propio desarrollo. Se trata de que los cambios supongan una evolución y no unos meros eventos desestructurados.
Difícil conciliar estos extremos. En cualquier caso, de lo que todo profesional debe ser consciente es de que, aunque no completamente, sí hasta un cierto punto, la carrera profesional está en sus manos. La propia carrera profesional es su interés y responsabilidad y debe buscar y promover de forma activa el camino que desea para sí.
Aún en medio del caos y el cambio continuo, nunca debemos renunciar a gobernar nuestro propio destino.
domingo, 17 de enero de 2010
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