miércoles, 6 de enero de 2010

Google y las consecuencias competitivas del cloud computing y la convergencia IP

Hace unos tres años tuve ocasión de ver un vídeo en que intentaban imaginarse el mundo empresarial y de la tecnología en un futuro a medio plazo. No recuerdo bien el contenido pero sí que se concedía a Google un papel absolutamente preeminente. Recuerdo que sugería la compra de múltiples empresas por parte de la otrora compañía del buscador que se convertía, así, en un actor fundamental, casi omnipotente.

Google ha ido creciendo, de hecho, añadiendo a lo que es su competencia fundamental, el buscador, una multitud de nuevas áreas de trabajo y de mercados: ha adquirido Blogger y Youtube; ha desarrollado sus aplicaciones en red, Google Apps, en competencia con el Office de Microsoft y un sistema de anuncios en línea, Google AdSense; ha desarrollado su propio navegador, Google Chrome; ha lanzado una iniciativa de digitalización de libros, Google Books; ha liderado el desarrollo de Android, un sistema operativo para dispositivos móviles, y amenaza con un nuevo sistema operativo, Chrome OS,...

¿ Qué le falta ?

Ayer, Google ha hecho una nueva maniobra relevante con el lanzamiento de Nexus One, su teléfono móvil basado en tecnología IP. Con este movimiento, Google entra de lleno en las telecomunicaciones y comienza a ser una amenaza a tener en cuenta por las operadoras tradicionales, no tanto porque, en principio, vaya a sustituirlas, sino porque las puede arrinconar, las puede someter a una dura competencia de precios y les puede cortar vías de crecimiento.

El trasfondo tecnológico que ha ayudado a Google a este objetivo es la convergencia IP, el uso de IP, tecnología de transporte de datos en Internet, como sustrato tecnológico común a todo tipo de comunicaciones, aprovechando que se trata ya de una tecnología también válida para trasportar, de forma cada vez más fiable y con mayor calidad, las comunicaciones de voz, fija y móvil, y vídeoconferencia.

Google está, por mor de las circunstancias, pero también de su propio mérito, en una situación inmejorable para aprovechar dos de las principales corrientes, de las tendencias más poderosas, con que nos enfrentamos hoy día en lo tecnológico: la convergencia IP y el cloud computing.

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