Se lamentaba Henry Ford, diciendo:
¿ Por qué cada vez que pido un par de manos vienen con un cerebro incluido ?"
Y es que, en la sociedad post-revolución industrial de principios del siglo XX el cerebro era un problema...
Mucho han cambiado las cosas. En tiempos de Henry Ford, cuando la demanda era más importante que la oferta, cuando lo importante era racionalizar la producción, hacerla ordenada y eficiente, aplicar los principios de Taylor, exprimir la capacidad de trabajo manual, el cerebro, el talento, era un problema.
En la sociedad de la información y el conocimiento actuales, cuando la oferta excede a la demanda, cuando la producción está ya exprimida hasta la última gota y se aplican intensivamente técnicas de Off-shoring, cuando la competencia es muy intensa, la innovación muy rápida y la diferenciación compleja, lo que necesitamos es, precisamente, cerebros, es decir, talento.
La esencia de la gestión del talento es la misma: reconocer que las personas tiene cerebros, ideas, iniciativas y hacer el mejor uso de las mismas.
La diferencia es que en tiempos de Henry Ford eso era un problema. Hoy día es una oportunidad o, casi, casi, una necesidad.
La esencia no ha cambiado, las circunstancias sí.
lunes, 22 de junio de 2009
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