lunes, 7 de octubre de 2019

El profesor en busca de sentido


En realidad el que esto escribe no está buscando el sentido. Ya lo ha encontrado. Hace tiempo. No se trata ni siquiera de un hallazgo casual, sino de una misión, una misión decidida y abrazada consciente y decididamente.

Desde hace año y medio, dedico una parte relevante de mi actividad profesional a la docencia. La docencia a través de Escuelas de Negocio para directivos y profesionales, en materias como tecnología, innovación y transformación digital. Era algo que llevaba tiempo deseando hacer y que ya había planificado años atrás. Ya había decidido que, cuando llegase el momento, y ese momento llegó hace año y medio, la docencia iba a formar parte de mi actividad profesional y de la misión personal que me había encomendado.

El día que presenté mi libro 'La Carrera Digital' enuncié por primera vez en voz alta esa misión: había decido utilizar mis conocimientos y experiencia para ayudar a directivos y empresas (fundamentalmente pequeñas y medianas) a entender y hacer el mejor uso posible de la tecnología por el bien de sus empresas y, en el fondo, de la sociedad. Estaba convencido, y lo sigo estando, de que necesitan orientación y ayuda, mucha ayuda y de que algo podía yo aportar en ese sentido. Y estoy convencido también de que la tecnología y su uso adecuado constituye un potentísimo motor de desarrollo y de mejora de las sociedades y, por tanto, de las vidas de las personas. 

Expliqué en esa presentación que esa ayuda la iba prestar en cuatro formatos: asesoría, docencia, escritura y conferencias.

Con frecuencia finalizo las asignaturas de las que soy profesor animando a los alumnos a seguir estudiando. No parece que en el cambiante mundo actual, exista mejor garantía de empleabilidad y de desarrollo profesional, y hasta personal, que una formación continua, exigente, permanente. 

Amo además el conocimiento y es un placer, y casi una responsabilidad, el intentar transmitirlo y ampliarlo

Y siendo todo esto así, ser profesor tiene todo el sentido. Todo un sentido vital. Todo un sentido de misión.

Pero si me he animado a escribir este artículo, no es porque esté buscando el sentido a mi actividad. No tengo ninguna duda de que lo tiene. 

Lo escribo porque un par de experiencias recientes me han hecho ampliar un tanto mi perspectiva en cuanto al alcance de mi misión, una ampliación de alcance que en cierto sentido es una ratificación y al tiempo una expansión del sentido de mi actividad docente.
  
En mi pensamiento inicial, mi objetivo, mi 'target', eran fundamentalmente directivos y mandos y de empresas pequeñas y medianas españolas. 

Tal vez limité en exceso mi público objetivo.

Recientemente he estado impartiendo docencia sobre innovación tecnológica en Argentina. Aunque de forma breve y seguramente incompleta, he podido sentir a un país que me recuerda mucho a España, un país al que de alguna forma me resulta fácil querer y sentirme unido. Y he sentido un país de alto, creo que altísimo  potencial, pero preocupado y puede que hasta maniatado por su devenir político y económico. Se necesitan, sin duda, otras soluciones, pero si sus profesionales son capaces de liderar una profunda innovación y transformación digitales, creo que ganarían en optimismo y que se podría lograr un crecimiento económico que, al menos en parte, contrarrestase los efectos de un gobierno mejorable. Y esto, siquiera como aspiración y deseo, ampliaría mi radio de acción, una parte de sentido y misión,  más allá de las fronteras patrias y con un enfoque más de país y sociedad que de empresa.

Por otro lado, estoy participando también en un programa de formación en tecnología para promoción del empleo. Con eso, en lugar de directivos o mandos, me estoy dirigiendo a jóvenes en paro, con poca o nula experiencia y que, antes de liderar nada, necesitan incorporarse o retornar al mercado laboral. Es otra ampliación de misión. Otro colectivo y otra perspectiva, quizá más social, más de base

No. No estoy buscando el sentido a mi actividad. Sé que lo tiene.

Lo que estoy es impresionado. A un tiempo feliz y abrumado por lo grande que es la misión que me he propuesto. Grande por el alcance. Y grande también por el significado.

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