Hace algunas décadas, especialmente en algunas culturas laborales como puede ser la española, era normal que una carera profesional se desarrollase completamente o en su mayor parte en la misma empresa.
Hoy día las cosas no son así. Es cada vez más frecuente el cambio de empresas como mecanismo de crecimiento profesional, de encontrar mejores condiciones o, en ocasiones, simplemente de sobrevivir.
Y no hay nada de malo en ello, salvo, quizá, la inestabilidad laboral que ello conlleva y que se puede contagiar a otras inestabilidades en la propia vida.
Sin embargo, cuando consideramos la necesidad de un cambio, cuando nuestro empleo actual no está a la altura de lo que deseamos, o cuando quizá las relaciones con nuestros superiores o colaboradores inmediatos no son satisfactorias, o cuando se ha detenido nuestro desarrollo, cuando, en fin, consideramos en serio un 'cambio de aires', no conviene olvidar que nuestra propia empresa, especialmente si es grande, puede ofrecernos esa misma oportunidad.
Cambiar de compañía, por supuesto, es una opción, pero buscar alternativas en otros departamentos, países, equipos o proyectos dentro de la propia empresa puede ser una opción más fácil y con menor riesgo.
Si es nuestro puesto actual lo que no nos satisface, pero el proyecto de compañía si, tal vez sea, incluso, la primera opción que debemos considerar.
reinventing yourself in a company you love is better than starting over in a company you don't.
Probablemente tan malo sea asumir que nuestra empresa actual lo vaya a ser para toda la vida, como negarle la oportunidad de serlo o de continuar siéndolo.
No se trata de miedo al cambio, de falta de ambición o de renuncia al propio desarrollo. Se trata sólo de considerarlo como una opción, de darle a nuestra compañía, simplemente, una oportunidad.
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