Como colofón del libro 'El futuro del management' que tanto he citado en este blog, Gary Hamel afirma lo siguiente:
"Por primera vez desde el nacimiento de la era industrial, la única compañía adecuada para el futuro será aquella que también resulte adecuada para los seres humanos.".
Desde la revolución industrial, en efecto, parece que existe un invencible antagonismo entre el capital y el trabajo, o, en una expresión más moderna, entre las empresas y los profesionales que en ellas trabajan. Parece que los intereses son contrapuestos y la relación conflictiva.
Por otro lado, sin embargo, de manera muy clara en la literatura de management actual y, quizá en menor medida, pero también de manera clara, en las prácticas empresariales, existe una creciente preocupación por el factor humano: por la motivación, por el clima laboral, por el fomento de valores individuales como la iniciativa o la creatividad...
¿ Dónde está la verdad ? ¿ Qué está sucediendo ? ¿ Será cierto que estamos asistiendo a la derrota del
reverso tenebroso del management ?
Es mejor no ser ingenuos o excesivamente optimistas, pero lo que sí parece cierto es que la generalización de la educación en la población, la orientación a una economía de servicios más que industrial o agraria, la revolución de la sociedad de la información, Internet y la cultura de la colaboración 2.0, hacen que resulte cada vez más complejo e ineficiente gestionar las empresas mediante el mecanismo del "ordeno y mando". Es necesaria la autonomía, el 'empowerment' de los trabajadores; es necesario proporcionar espacio para el desarrollo de sus habilidades, para el compromiso y la creatividad; son necesarios la motivación y el buen clima laboral como motores de la productividad... son necesarias, en fin, unas empresas más humanas. Y no por motivos, o no sólo por motivos, éticos o humanísticos, sino porque la propia lógica económica y empresarial así lo demandan.
Y si eso fuese cierto, si las necesidades de eficacia y eficiencia empresarial demandaran la potenciación de los individuos, si las empresas del futuro necesitaran estar basadas en valores humanos, si, por fin, los intereses de las empresas y las personas fuesen los mismos, habría que decir que nos encontraríamos ante una afortunada coincidencia, una afortunada y esperanzadora coincidencia.
lunes, 17 de agosto de 2009
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