Y ante la omnipresencia de ChatGPT en todo tipo de eventos tecnológicos o que guarden algún tipo de relación, aunque sea lejana, con la tecnología, ante la inflación, no sólo de usuarios sino sobre todo mediática que ¿sufre? esta solución tecnológica, he tenido el capricho de hacer alguna reflexión sobre el fenómeno de ChatGPT tomando como hilo conductor la famosa fábula.
La fábula de Samaniego
Este es el texto de la fábula completa:
Las moscas
A un panal de rica miel
dos mil moscas acudieron,
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina,
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina.
El panal de rica miel
Es absolutamente innegable el efecto atractivo que ha tenido ChatGPT. Es evidente que ofrece una miel rica, muy rica.
Pero ¿por qué la miel de ChatGPT es tan rica?
Desde un punto de vista técnico, tengo que decir, que es todo un alarde, que pese a las limitaciones evidentes que exhibe a poco que 'se rasque', demuestra un grandísimo avance en lo que tiene que ver con procesamiento del lenguaje, aunque lo trasciende para hacer visible el poder transversal de la inteligencia artificial generativa basada en la arquitectura transformador y grandes modelos de lenguaje. Sin embargo, aunque personalmente eso me interesa muchísimo, me inspira, me alienta, y aumenta mi confianza no sólo en la tecnología, sino principalmente en el ingenio humano, para ser sincero, no creo que eso sea lo que atrae realmente a 'dos mil moscas'.
Ese atractivo generalizado tiene que ver con otros factores como, por ejemplo, la enorme simplicidad de su uso y acceso que lo pone al alcance de cualquiera, absolutamente de cualquiera.
Además es útil, y con muy, muy poco esfuerzo se pueden obtener montañas y montañas de soluciones válidas para todo tipo de actividades.
Y, también hay que reconocerlo, es divertido. En parte por la propia facilidad, en parte por la novedad y cierto 'efecto wow' y en parte, incluso, por los errores o comportamientos curiosos que muestra de tanto en tanto y que hacen sonreír.
Y si, también permite presumir, permite hacer demostraciones en eventos, en clases, en charlas. Permite, como comentaba hace poco a propósito de la educación, dar espectáculo. Y como está al alcance de cualquiera, sirve para intentar demostrar modernidad, conocimiento, para 'dárselas de enterado' si se me permite la licencia.
Así que, sí, hay que reconocer que el ChatGPT es una miel rica, muy rica.
Las dos mil moscas
¿Y las dos mil moscas?
Pues todos lo que nos interesamos por el fenómeno y todos los que lo usamos o publicamos sobre él.
Pero, hablamos de dos mil moscas, metafóricamente claro, porque en realidad serían cientos de miles, o más bien millones, porque en este caso, aparte del público habitual de los avances tecnológicos, aparte de técnicos, consultores, analistas o empresas especializadas, apenas una decena o así de moscas, el fenómeno, dado su especial atractivo y simplicidad, dada su facilidad para la explotación desde la superficialidad y el 'postureo digital', atrae a esas dos mil moscas, que incluye a curiosos sinceros, a verdaderos innovadores y 'early adopters', y también, es preciso y triste reconocerlo, a una buena dosis de, perdón de nuevo, advenedizos y charlatanes.
Es evidente que, al menos a corto plazo, OpenAI e, indirectamente, Microsoft, han obtenido un enorme beneficio comercial, al menos, a corto plazo y en materia de notoriedad de marca.
En cierto sentido, podemos pensar que toda la comunidad científica y tecnológica alrededor de la inteligencia artificial en general y de la inteligencia artificial generativa en particular, obtienen de alguna forma también su particular victoria en forma de reconocimiento, admiración e interés, quizá también de orgullo y satisfacción..
El vicio
¿Cuál es el eventual vicio de todo esto?
Bueno, algún riesgo es que, pasada la excitación inicial, y un poco como lo que predicen los 'hype cycle' de Gartner, tras el famoso pico de expectativas infladas se caiga en la desilusión y el rotundo interés despertado por la inteligencia artificial generativa lleve a un desinterés, no sé si a un invierno, pero quizá sí a una borrasca.
La forma más inocua, puede que, paradójicamente, beneficiosa, de ese vicio sería que, simplemente, 'se pasase de moda' y ya no fuese tan 'cool' para aquella parte de las moscas más sensibles a lo superficial y mediático y ya no se mencionase tanto en artículos sencillos, en eventos, en charlas y cursos..
Las patas apresadas
La más peligrosos sería, sin embargo que, ante las limitaciones y fallos que aún puedan existir, ante, quizá, la dificultad para obtener una rentabilidad real, decrezca el interés ya no mediático, sino de adopción real y de investigación y desarrollo reales o que ante los peligros de naturaleza práctica, legal o ética que se puedan detectar se puedan adoptar medidas que limiten o dificulten el desarrollo y adopción de este tipo de tecnologías y soluciones.
Re-escritura de la fábula. La perspectiva de las abejas
Sin embargo, debo decir que, a pesar de que percibo, e incluso a veces casi me enerva un poco, ese ruido mediático y esa cierta superficialidad, en realidad soy bastante optimista respecto a este panel de rica miel que es ChatGPT, entendiendo en realidad que ChatGPT es la punta del iceberg de la inteligencia artificial generativa y los grandes modelos de lenguaje (LLM, 'Large Language Models').
Quizá, y eso se le olvidó a Samaniego, conviene que lo veamos, no bajo la perspectiva de las moscas, sino como pueden contemplarlo las abejas, las creadoras del panel.
ChatGPT hace patente, para el gran público, lo que ya sabían los especialistas de la inteligencia artificial generativa: el enorme avance conseguido en los dos o tres últimos años en este campo y las posibilidades inmensas que se abren. Que ChatGPT es sólo un hito en el camino y que no parece que, ni de lejos, 'hayamos tocado techo'.
Creo que, en muy breve, OpenAI lanza, de hecho, GPT-4 mientras Google trabaja en su alternativa, BARD, y seguro que hay más alternativas y avances en camino. Creo que 2023 todavía nos dará mucho que ver y hablar.
Así que, visto desde el punto de vista de las abejas, no importa mucho si alguna mosca se va a otro sitio, quizá una tarta, a enterrar su golosina. No importa si algunas moscas, como si son las dos mil, se quedan presas de patas.
Porque las abejas siguen aumentando el panal y siguen construyendo otros nuevos a los que, quizá, quizá, acudan no dos mil, sino cuatro mil, ocho mil o quien sabe cuantas moscas.
Si vemos la fábula desde el punto de vista de las abejas, no tiene tal vez el efecto moralizante perseguido por Samaniego, pero si nos da buenas razones para el optimismo.
Conclusión
No me cabe duda que ChatGPT es un panal de rica miel, al que acuden moscas y moscones, y que muchos se quedarán presos de patas en él.
Pero en este caso, y no puedo decir lo mismo de todas las tecnologías de moda, confío en las abejas, confío mucho en las abejas, confío plenamente en las abejas.
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