No conociendo el funcionamiento íntimo del cerebro, sólo podemos juzgar, en el fondo, según su manifestación externa. En esa manifestación externa, la inteligencia artificial busca en ciertas aplicaciones, precisamente, emular el razonamiento y comportamiento humano, y en ocasiones se aproxima bastante, todo hay que decirlo.
Sobre la racionalidad
Pero se manifiestan diferencias y una de ellas afecta a algo que creemos tan humano y de lo que tanto nos enorgullecemos, y al menos parcialmente de manera justificada, como es la racionalidad. Pensamos que el hombre es un ser racional. Y lo es...pero sólo hasta cierto punto.
Aspectos como el impacto de las emociones, la incapacidad en ocasiones para detectar y entender toda la información disponible, o formas simplificadas de reaccionar que quizá sean en general un acierto evolutivo pero que ocasionalmente pueden ser disfuncionales, hacen que nuestro comportamiento no sea siempre tan racional como pensamos.
Sin embargo, los algoritmos si suelen ser racionales, lo son en la mayoría de los casos. En realidad, lo son casi siempre salvo cuando, usando machine learning, les enseñamos a imitar a los humanos no con base en reglas sino en observaciones.
Teorías normativas y teorías descriptivas
Y me viene esta reflexión a la cabeza leyendo el libro 'Artificial Intelligence. A modern approach' de Stuart Russell y Peter Norvig, una especie de manual y Biblia de la inteligencia artificial. Y me surge, en concreto, leyendo a propósito de la teoría de la decisión, una disciplina que busca algoritmos para la adopción de decisiones, en general intentando maximizar una función de utilidad, es decir, una especie de trasposición algorítmica de la teoría ética consecuencialista, con la salvedad de que la teoría de la decisión no se suele ocupar de cuestiones morales sino de otras mucho más prácticas o incluso lúdicas (como juegos).
En ese ámbito, los autores nos recuerdan que la teoría de la decisión es lo que se llama una teoría normativa, es decir, describe cómo debe de comportarse un agente racional, un agente que de forma rigurosa, busca maximizar su utilidad.
Y oponen esa idea a las teorías descriptivas, que explican el comportamiento de agentes no racionales... como los seres humanos. Unas teorías que quizá podamos encontrar en campos como la economía, especialmente la economía conductual, la psicología o la sociología.
En conclusión
Así que, existen algunos paralelismos entre la inteligencia artificial y la humana y una cierta inspiración de la primera en la segunda, pero también existen claras diferencias y una de ellas afecta a la racionalidad. A diferencia de los humanos, los algoritmos de inteligencia artificial sí son racionales...salvo cuando les enseñamos a imitarnos, claro.
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