lunes, 20 de enero de 2020

'Postureo' ágil


La moda es un arma de doble filo.

Y no me refiero a la moda que afecta a nuestro modo de vestir, a las canciones que escuchamos o la forma en que nos peinamos. Me refiero a la moda que afecta a tecnologías y metodologías en el mundo de los negocios.

Una moda que hace que una cierta tecnología o disciplina empiece a aparecer de forma abundante, incansable, casi cansina, en artículos, white papers, eventos profesionales, posts y tuits. Una moda que, en el ámbito de la tecnología, la podemos contemplar hoy en día, por ejemplo, en todo lo que rodea a la inteligencia artificial o a blockchain.

Y una moda que en el ámbito de las metodologías o disciplinas de gestión la podemos encontrar, por ejemplo, en el entorno ágil (Agile).

La moda tiene su parte positiva. Hace que esa tecnología o disciplina sea conocida por el gran público (aunque probablemente no entendida), aumenta su visibilidad y posibilidades comerciales y, quizá mas interesante, aumenta su capacidad de atraer inversiones y talento.

Sin embargo, existe otra cara de la moneda. La moda hace que la tecnología o disciplina se explique mal, se la deforme, por ignorancia o interés, con frecuencia alejándola de su verdadero significado, estado y capacidad actuales. Peor aún, la moda puede hacer que se adopte una tecnología o una disciplina sin saber muy bien por qué y si tiene sentido, sólo porque es lo que se supone que hay que hacer, lo que dicen los expertos, lo que se dice que todo el mundo hace... aunque no se sepa muy bien ni por qué ni para qué.

Y eso lleva a consecuencias, la menor de las cuales puede ser la decepción, y la mayor pérdidas económicas y quizá competitivas o de empleo.

Es tan frecuente el fenómeno que, por ejemplo, en el ámbito tecnológico, esa dinámica ha sido caracterizada por Gartner en su famoso 'Hype cycle' con su también famosa 'cresta de las expectativas infladas' y su famoso 'valle de la desilusión'.

En el ámbito de las metodologías o disciplinas de gestión, está de moda, a pesar de su ya avanzada edad, la filosofía Agile. Y, claro, como está de moda, todas las empresas que quieren 'fardar' de modernas e innovadoras, adoptan o dicen adoptar ese enfoque Agile. Y adoptar Agile está muy bien si se ha entendido el porqué surge, qué tipo de problemáticas aborda, cuándo es interesante y cómo se implementa correctamente.

Lo peligroso es adoptar Agile porque está de moda, o porque, erróneamente, su nombre nos hace pensar que es una disciplina que nos hace ir rápido. Lo peligroso es adoptar Agile sin conocimiento ni rigor, como un mero 'postureo'.

Aunque no usando esta palabra coloquial, en esa línea va la advertencia que Alonso ÁlvarezSara AguileraSusana Jurado y Míquel Rodríguez lanzan en su libro  'La empresa ágil'. cuando hablando de Scrum, el framework Agile más popular, nos dicen:

El principal riesgo de Scrum es que se convierta en un modo de dar un "barniz ágil" a una actividad predictiva o tradicional, consiguiendo lo peor de ambos mundos.

Y no es advertencia baladí. Sucede, vaya que si sucede...

En mi libro 'La Carrera Digital' apuesto decididamente por el conocimiento y el método y bajo el paraguas de estos atributos abordo, respectivamente, la parte de tecnología y la de gestión que caracterizan a la transformación digital. El conocimiento de la tecnología, de sus fundamentos y de lo que puede aportar a nuestro negocio. Y el método para la aplicación seria de disciplinas de gestión especialmente en el ámbito del análisis estratégico y la dirección de proyectos. Y conocimiento y método los agrupo a su vez bajo la idea fuerza del rigor

Un rigor que resulta imprescindible para aplicar adecuadamente la tecnología y gestionarla como conviene. Un rigor que es el contrapeso de la moda. Un rigor que sirve para seleccionar con criterio las mejores opciones tecnológicas y a gestionar con fundamento su implantación. Un rigor que, en fin, nos pone a salvo del 'postureo'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario