Foto de Biswarup Ganguly CC BY 3.0 |
Justificada o injustificadamente, nos asusta que las nuevas tecnologías, particularmente todas las que tienen que ver con la automatización, eliminen de forma masiva empleo.
El empleo, actualmente, es el medio, casi el único medio que una persona tiene para obtener ingresos. Las únicas excepciones que se me ocurren son el caso del negocio propio (que casi se podría considerar una forma de empleo) o los subsidios sociales del tipo del paro, prestaciones por incapacidad o las propias pensiones.
No solo eso, el trabajo, o el empleo, es una forma de estar en la sociedad y de dar sentido y relevancia a la propia existencia.
En ese sentido, tanto desde el punto de vista económico como de propia realización personal, parece justificado el temor a perder el empleo.
Sin embargo, puede que no en todos los casos ese empleo sea tan deseable ni su pérdida algo que tan claramente debamos lamentar.
Enrique Dans, en su último libro 'Viviendo en el futuro' y en el capítulo que dedica a educación, menciona los denominados empleos o trabajos 4D. El término se refiere a las iniciales en inglés que que se corresponden a Dull (aburridos), Demeaning (degradantes), Dirty (sucios) y Dangerous (peligrosos).
Al parecer, el término procede a su vez de unas expresiones japonesas que hablarían de 3K: (kitanai, kiken, kitsui) con el mismo significado respectivo de sucio, peligroso y exigentes, aunque donde no aparece el concepto del aburrimiento. Se trata de empleos claramente indeseables pero que, precisamente por ello, y por la baja oferta de trabajadores, pueden en ocasiones ser retribuidos con unas compensaciones relativamente altas. Unos trabajos que, además, con cierta frecuencia, son desempeñados por población inmigrante.
La perspectiva es que la automatización sustituya a empleo humano de todo tipo y eso puede asustar. Pero, en el caso específico de estos trabajos 4D, cabe preguntarse si, más allá de cualquier consideración económica, si desde el punto de vista de la dignidad humana, no solo no es temible sino que resulta incluso muy deseable el que podamos eliminar estos empleos.
Lógicamente, eso debería llevar alguna contrapartida alguna otra opción para estos trabajadores que dejan de desempeñar esos empleos 4D, quizá los únicos que pueden desempeñar. Una opción que, preferiblemente, no debería pasar, si no es estrictamente necesario, por el mero subsidio o el auxilio social sino, mucho mejor, por la aparición de otros empleos (los estudios dicen que así será) y la formación y recalificación de los trabajadores para nuevos empleos más satisfactorios. Eso, para el trabajador, salvaguarda tanto el aspecto económico como el de realización que atribuimos al empleo pero, además, hace económica y socialmente sostenible el modelo.
La automatización masiva trae consigo grandes retos pero, si la gestionamos adecuadamente, y eso es lo difícil, el resultado neto debería ser beneficioso, muy beneficioso.
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