En una época en que, afortunadamente, se valoran de forma creciente, al menos en teoría, el emprendimiento y la innovación, tendemos a aspirar a lo máximo, a la innovación disruptiva, aquella que cambia las leyes del juego, que transforma o crea mercados.
La idea es atractiva y es cierto que, como diría Nassim Nicholas Taleb, los cisnes negros existen, o como buscaría W. Chan Kim, hay océanos azules.
No obstante, puede que no toda innovación sea posible, que sean necesarias unas circunstancias o un contexto que la posibiliten.
De una forma colateral al tema principal del libro, me encuentro en 'Too big to ignore' de Phil Simon una mención al concepto de lo 'posible adyacente' (no se me ocurre una mejor traducción que la literal para el término 'adjacent possible' original).
Este término, que menciona Stephen Johnson en su libro publicado en 2010 'Where good ideas come from: the natural history of innovation' (probablemente una referencia a apuntar para futura lectura) y que aparentemente fue acuñado por Stuart Kauffman aunque en un contexto completamente diferente (sistemas biológicos autoorganizados) nos vendría a decir, aplicado a la innovación, que:
innovations must rely largely upon components and materials that currently - or soon will.
El autor, Stephen Johnson, lo ejemplifica con el caso de Charles Babbage quien inventó algo que podría ser el ordenador moderno...pero que no fue viable en su momento porque, era 'demasiado innovador' para su época.
Entonces... ¿en qué quedamos?
Se me ocurre la siguiente explicación, la siguiente propuesta. En general, las innovaciones tienen muchas más posibilidades de tener éxito (en el sentido de conseguir una realidad comercial razonable) cuando son incrementales (caso en que son claramente 'posibles adyacentes').
Sin embargo hay casos más disruptivos, más rompedores. Algunos son disruptivos en su apariencia...pero se apoyan en realidades existentes...en lo 'adyacente posibe'. Éstos casos serían los cisnes negros y los océanos azules, los éxitos disruptivos. Hay otros casos de disrupción que se salen fuera de lo adyacente posible...y que, simplemente, no son viables, o no en el momento en que se idean. Pueden serlo en el futuro o pueden morir. O también puede irse construyendo escalonadamente lo adjacente posible...hasta alcanzar la disrupción final...aunque tal vez entonces pierda su apariencia de disrupción.
En cualquier caso ¿cómo reconocer si existe un adyacente posible si no se intenta la disrupción?
Necesitamos a quien tenga imaginación y audacia, quien piense más allá y, sobre todo, quien lo intente...
Reconocimiento y ánimo, pues, a los audaces, a los profundamente innovadores, a los disruptivos...
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